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Alicia Delibes

La nueva Utopía socialista

“Ningún español puede perder una ayuda social por vivir en un sitio con presencia importante de inmigrantes”. Estas no son palabras de Le Pen, ni del asesinado Pim Fortuyn, ni siquiera del pragmático laborista Tony Blair. Son palabras pronunciadas el último fin de semana en Canarias por el secretario general del PSOE, José Luis Rodríguez Zapatero.

Estas declaraciones del líder socialista parecen la respuesta al discurso electoral que el nuevo ideólogo del Partido Liberal sueco, Mauricio Rojas, ha estado dirigiendo durante toda su campaña. Según informaba el diario El País la semana pasada, Rojas, exilado chileno, afincado en Suecia desde 1974 y antiguo militante del MIR (Movimiento de Izquierda Revolucionaria), mantiene que el propio estado de bienestar alimenta el racismo, pues su disparatado sistema de ayudas invita a los suecos a ver al inmigrante como un parásito.

La idea de Zapatero es dotar a los ayuntamientos de suficientes medios como para atender las necesidades sociales de todos sus vecinos tengan, o no, permiso de residencia en España. Los llamados autóctonos no tendrán así que renunciar ni a su comodidad ni a su buena conciencia. España recibirá con los brazos abiertos a todo el que desee venir, no se promete trabajo pero sí derecho a la sanidad, a la educación y demás prestaciones sociales. Bello y solidario programa si no fuera porque el dinero transferido a los ayuntamientos también sale del bolsillo del contribuyente y lo que hay entonces que preguntarse es si los ciudadanos españoles están dispuestos a cubrir las necesidades del mundo entero.

No se debe hacer demagogia con un asunto tan complejo y delicado como el de la inmigración. Los españoles empezamos ahora a necesitar y a recibir mano de obra extranjera, de cómo nos organicemos hoy dependerá la buena convivencia de mañana.

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