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Alicia Delibes

Las señas de identidad

Trinidad Jiménez, responsable de Relaciones Internacionales en el PSOE y candidata a la alcaldía de Madrid, comparte con el líder de su partido ese especial estilo amable y educado que resulta agradable a la vista y al trato pero que deja adivinar una ausencia absoluta de convicciones políticas. Parecen títeres dispuestos a representar la función que los viejos y agazapados zorros de su partido decidan que representen.

Escuché a Trini defender con pasión su derecho a acudir a los mítines con la chupa de cuero que los expertos en campañas electorales habían censurado. “Por qué no me la voy a poner –decía– si es mía, si yo me la he comprado”. Quizás le dijeron a la candidata madrileña, cuando la obligaron a cambiar la vestimenta que luciría en los carteles publicitarios, que no importa la imagen que uno ofrezca con tal de que conserve su propia identidad. Quizás, desde entonces, vive Trinidad Jiménez obsesionada con eso de “las señas de identidad” y esa es la razón que le llevó el domingo a declarar que el ascenso del islamismo en Marruecos se debía a que el pueblo marroquí sufre una “cierta crisis económica y de identidad”. “El islamismo no me produce temor desde el punto de vista de la construcción democrática –declaró a los periodistas– siempre que sea un islamismo que recoja la identidad, pero que no haga que la sociedad se repliegue en sus convicciones laicas y democráticas”.

Entiendo, en estas palabras tan sin sentido, que lo más importante para Trini es “la identidad” y que mientras se respete esa identidad, todo vale.

Lo que realmente quiere Trinidad Jiménez, como Zapatero, es tener contento al electorado progre y por lo que últimamente estamos viendo, aunque parezca increíble, un progre de manual cree que el liberalismo y el capitalismo son mucho más peligrosos para la democracia que el fundamentalismo islámico. Esta idea tan demente a lo mejor, para un socialista corrupto, no carece de lógica. Al fin y al cabo, un pueblo fanatizado por el islam puede resultar más fácil de engañar que una sociedad formada por individuos dispuestos a pensar por sí mismos y a defender su derecho a la libertad.

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