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Alicia Delibes

Una generosidad teñida de intransigencia

Un amigo mío suele decir que los jóvenes de hoy maduran tan tarde que uno debe siempre pensar que tienen 10 años menos de lo que indica su carnet de identidad. Creo que es un cálculo un tanto exagerado pero sí es verdad que, por el excesivo proteccionismo de los padres, profesores y de la sociedad en general, los chicos, y las chicas también por supuesto, tardan hoy mucho más que antes en tomar sobre sí mismos la responsabilidad de sus propios actos, es decir, de su propia vida.

De esta regla, quizás demasiado general, no tendría por qué excluirse al nuevo secretario general de las JSE, Eduardo Madina. Creo que es bastante significativo todo lo que dice Madina pero se debe de tener en cuenta que sus 26 años son muy pocos para que a alguien se le ocurra poner sobre sus hombros la responsabilidad de liderar la política socialista en Euskadi.

Es muy loable la generosidad de este joven que, herido brutalmente por ETA, sólo tiene palabras de comprensión para quienes constantemente bailan el agua a la banda terrorista. Pero, justamente por ser tan generosa y tolerante su actitud resulta más chocante su intransigencia hacia la derecha española, hacia las gentes del Partido Popular.

Decía el otro día Madina que ellos, los jóvenes del PSE, quieren radicalizarse. Decía también que sus mayores, aunque socialistas, estaban pecando de moderación. No sé si Madina es consciente de que esos que él considera moderados han tenido que hacer un enorme esfuerzo para librarse de los prejuicios atávicos que les impedía luchar por la libertad en el País Vasco codo con codo con el PP.

Ninguno de los amigos de Madina ha vivido durante la dictadura franquista y sin embargo parecen compartir aquella idea, que entonces se tenía, de que para oponerse a Franco valía todo. De aquellos años en los que se creía que luchar por la democracia exigía la unión de todas las fuerzas antifranquistas ha quedado, en una gran parte de la izquierda española, un sentimiento de rencor irracional hacia las políticas conservadoras de la derecha y una “tolerancia” indiscriminada hacia todo aquello que vaya contra el PP. Este sentimiento que se podría comprender en quienes lucharon contra Franco resulta totalmente ridículo en unos chicos que crecieron en una España democrática.

Y es que, para estos jóvenes, parece que todo vale menos pactar con la derecha a la que consideran heredera del franquismo, incapaz de entender la democracia y enemiga de la libertad. Lo que yo no sé si es capaz de entender Madina es el esfuerzo que esos que él llama moderados, supongo que por no llamar aburguesados, han hecho para despojarse de sus prejuicios izquierdistas y luchar junto a los populares contra los deseos totalitarios de la banda nacionalista criminal.

Ha costado muchos muertos y mucho trabajo conseguir esa unidad frente al “nacionalismo obligatorio” para que las juventudes socialistas, que según mi amigo estarían formadas por adolescentes, haciendo gala de esa intransigencia, soberbia e irresponsabilidad propia de la edad lo echen ahora todo por la borda.

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