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Álvaro Bardón

La derecha y la izquierda

La clasificación izquierda-derecha hoy carece de sentido. Los reaccionarios son en realidad los que añoran el socialismo fracasado, mientras que los verdaderos progresistas son los liberales que quieren libertad, apertura y el Estado mínimo

Cuando los políticos se centran en la redistribución del ingreso es porque no tienen nada que ofrecer. Tanto menos si prometen "nuevos" programas similares a los fracasados, junto a alzas de impuestos que nunca han servido para redistribuir y que son un simple robo legal a trabajadores y a la clase media, los "paganinis" de siempre. A éstos hay que darles más autonomía y libertad, en lugar de menos vía regulaciones, como las laborales que aumentan el desempleo, que les impiden progresar o los 513 puntos de fiscalización al emprendimiento popular, denunciados por el presidente de la Cámara Nacional Chilena Pedro Corona, o los tributos que les quitan libertad creativa. Ellos, libres, son los que nos convertirían en una nación desarrollada y no la manga de ministros, políticos y funcionarios que, además de vivir a nuestras costas, nos someten a formularios y reglas hasta para ir al baño, educarnos, comer, emprender o emparejarnos.
 
Los líderes de los partidos de la Concertación no tienen proyectos. Sus ideales de antaño se murieron. ¿De qué hablar? De la redistribución, de Joaquín Lavín, de "la derecha", de la dictadura que se acabó en 1990, torturas y derechos humanos, temas surgidos a raíz de sus fracasos políticos de corte totalitario que degeneraron en la guerra civil del 73. El candidato presidencial Sebastián Piñera los descolocó.
 
El proyecto futuro de la izquierda chilena es el mero poder, al coste que sea, y si para esto sirven los operativos canallescos, como el que le armaron al senador Jovino Novoa, acusándole falsamente de pedofilia. ¿Cuáles seguirán, además del travestismo de los gastos reservados, condenables a la dictadura y perdonados en democracia, a través de los cuales cobraron, sin pagar impuestos, presidentes, ministros y hasta candidatas presidenciales?
 
La clasificación izquierda-derecha hoy carece de sentido. Los reaccionarios son en realidad los que añoran el socialismo fracasado, mientras que los verdaderos progresistas son los liberales que quieren libertad, apertura y el Estado mínimo. No el Estado ladrón que aumenta los impuestos, a la vez que dificulta y hasta prohíbe el trabajo y el emprendimiento. Lo futurista sería abrir oportunidades y revisar el "gasto social", que apenas llega a los pobres, al quedarse en los bolsillos de funcionarios, en ineficiencia y desvíos a grupos amigos con altos ingresos.
 
Hay un acuerdo raro: la llamada derecha perdona las coimas y sobres repletos de billetes, mientras los gobernantes roban y culpan a la oposición de muertes derivadas del golpe militar que ellos mismos detonaron irresponsablemente. Les imputan los defectos del gobierno militar, en el que la actual oposición no participó. En los años 70, pertenecer a un partido de derecha generaba un veto para casi todo. A Lavín lo acusan como si hubiera sido ministro del Interior, cuando su participación política fue nula. ¿Qué irán a decir de Piñera? Que ganó plata en el sector privado. Muy grave. Si fuera del presupuesto público, la blanqueamos al tiro.
 
Nada se explica ni se aclara, como la supuesta alianza derecha-empresarios, pálida imagen de la actual de la Concertación con ellos, que decide leyes, regulaciones y tributos que afectan a los grupos medios y emergentes. Sobre la candidata Michelle Bachelet, ni siquiera se dice que es socialista.
 
Puros trucos de imagen, basados en los enormes recursos fiscales y medios de comunicación que sustentan campañas odiosas de desprestigio a personas honorables.
 
Pero la oposición no se gana la plata que nos cuesta. No denuncia nada, ni los asesinatos de imagen, y sigue el amén a la lógica totalitaria oficial. ¿Serán patriotas o tontos?

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