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Amando de Miguel

A vueltas con el inglés

La loneta elegida fue la de Génova que, a pesar de su nombre, se fabricaba en Francia con el nombre francés de dicha ciudad italiana: Bleu de Gènes. Pronúnciese en inglés y ya tenemos los "blue Jeans".

Mark Terrence Sánchez (Estados Unidos) no está muy de acuerdo con la traducción que yo hago de bluestocking (= marimacho). Don Mark opina que sería mejor "literata" o "mujer culta". No creo que mejore el sentido desdeñoso que tuvo en su día el nombre de bluestocking (= medias azules). Se dio ese calificativo a dos excéntricas mujeres galesas, Lady Eleanor Butler y Honorable Sarah Ponsonby, de origen irlandés, y establecidas en Gales a finales del siglo XVIII. Ambas se creyeron con ínfulas literarias, renunciaron al matrimonio y dedicaron sus ocios a tejer medias azules de lana. Aparte de ese gesto, nadie recuerda su contribución a la Literatura inglesa.

Tampoco fue nada original lo de las medias azules de las irlandesas. En el siglo XV en Venecia y luego en el XVI en París funcionaban sendas asociaciones artísticas cuyos miembros se distinguían por el color llamativo de las medias, o mejor, calzas. Téngase en cuenta que, hasta el siglo XIX, las medias era un atributo de la moda masculina, y raramente eran de seda. Normalmente eran de lana y se tejían en casa. Al ser las medias un signo de masculinidad (como luego la corbata o los pantalones), la expresión bluestocking servía para desdeñar las pretensiones hombrunas de algunas mujeres, el antecedente de las sufragistas y feministas del siglo XIX. Era una forma de llamarlas pedantes o bachilleras.

Ya que estamos, el nombre castizo de calzas proviene del latín cáliga (pieza que protegía la pierna en la armadura de los soldados), derivado, a su vez, de calx (= talón). Esas calzas primitivas no pasaban de ser unas tiras o vendas de lana o de cuero que protegían muy poco a los soldados romanos. Ese origen explica que, durante siglos, las calzas fueran una prenda masculina.

Con la opulencia de la Edad Moderna, la primitiva calza dio paso a la media, porque en principio cubría solo media pierna, la parte que dejaban entrever los vestidos femeninos. La media se empezó a confeccionar con algodón y seda para las clases aristocráticas, lo que hizo que se impusiera cada vez más como una prenda femenina. El pantalón hizo que los varones del siglo XIX en adelante sustituyeran las medias por los calcetines. La excepción es la del traje de torero, por otra parte tan femenino.

Son muchos los libertarios que me aclaran lo de hombre muerto, un sistema automático de detección de un tren cuando el maquinista deja de presionar una palanca bajo su pie. Se trata de evitar una catástrofe en el caso hipotético de que el maquinista se sienta indispuesto y no haya otro que lo sustituya. En su origen fue un invento de los ferrocarriles ingleses.

En inglés la expresión dead man prices tiene un sentido curioso. Se refiere a la brusca elevación de los precios de las obras artísticas que se produce después de la muerte de su creador.

Aludía yo a que dead man’s hand era una infausta mano de póquer. Varios corresponsales me lo aclaran. Por ejemplo, Fernando Crusellas Abián (Zaragoza) documenta así la cuestión:

Es la mano que estaba jugando el famoso pistolero "Wild" Bill Hickock la veraniega noche del 2 de agosto de 1876 en un bar de Deadwood –siniestro nombrecito, por cierto– (Dakota del Sur), cuando Frank "Crooked Nose" McCall le disparó traicioneramente por la espalda acabando con su vida. La mano inerte de Hickock aferraba dos ases, dos ochos y una reina de corazones; desde ese día una combinación maldita.

Manix discrepa de mi aseveración de que los pantalones vaqueros o tejanos no siempre fueron azules. Su información es muy atinada:

Los pantalones que Levy Strauss diseñó para los buscadores de oro de California, no en Texas, ni para los vaqueros, los hizo con una loneta de las llamadas "azules" (Vergara, Mahón o Génova) empleadas para la elaboración de ropas de trabajo. La loneta elegida fue la de Génova que, a pesar de su nombre, se fabricaba en Francia con el nombre francés de dicha ciudad italiana: Bleu de Gènes. Pronúnciese en inglés y ya tenemos los "blue Jeans".

León Zeldís Mandel (ingeniero textil) insiste en que los pantalones vaqueros siempre fueron azules, como lo fue la famosa tela de loneta con que se confeccionaron. La tela se llamó denim por su origen en la ciudad francesa de Nimes. Entiendo que los vaqueros se podían haber hecho con la tela de otro color, pero predominó el azul. Quizá funcionara aquí la asociación del color azul con la clase trabajadora. El mono tradicional de los obreros fue casi siempre azul. Esa misma asociación, casi por antífrasis, es la que llevó a elegir la "camisa azul" como distintivo de Falange Española. Era un partido de señoritos que renegaban de serlo.

Manuel Delgado Tenorio (Australia) se pregunta si la incapacidad para aprender inglés que tienen los españoles no será una "dificultad genética". Lo dudo. La prueba es que los misioneros españoles (que son más que los de otros países) han sido siempre muy pronos a aprender las lenguas indígenas de los lugares donde ejercías su ministerio. Cierto es que los españoles actuales se resisten a aprender el inglés. La explicación es que creen que ya tienen un idioma de comunicación para ir por el mundo. No es una razón convincente.

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