Es muy corriente que algunos hombres públicos, al referirse a la misteriosa inflación, resalten la magnitud del fenómeno con una ce de más: “inflacción”. Durante el último debate sobre el estado de la nación, el dirigente comunista Gaspar Llamazares así se expresó. No fue un simple desliz, puesto que habló igualmente de la “deflacción”. Bien es verdad que Aznar se refirió, como no quiere la cosa, a la “deflactación”. Es un palabro que no lo he visto en los diccionarios; solo en el de Manuel Seco, y como cita de un artículo de periódico. El peligro de ese terminacho es que acabemos necesitando el verbo derivado: “deflactacionar”, y así sucesivamente.
Siempre se podrá aducir, en defensa de los “inflaccionarios” con dos ces, que es la consecuencia de pertenecer a la clase trabajadora. Pero don Gaspar Llamazares es médico. Podríamos exigir un mínimo de rendimiento a la inversión universitaria.
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