Arriba y abajo son adverbios muy corrientes y fácilmente comprensibles. Indican una posición más alta o más baja respecto a la que se encuentra el sujeto. La altura se determina respecto de un hipotético centro de la Tierra donde confluyen los vectores de la fuerza de la gravedad. De ahí que en el espacio los astronautas pierden la noción de lo que está arriba o abajo. Siempre pueden decir que donde está la Tierra es “abajo”, pero la cosa no queda clara.
Un sentido nuevo de “arriba” es el que le dan los comentaristas de los partidos de fútbol. El “arriba” futbolero es la posición del campo contrario, con el punto más alto en la portería. Se trata de un error léxico, pero tiene su miga. Es una extraña inversión geométrica, que convierte en vertical al terreno, diseñado con cuidada horizontalidad. La explicación está en que el valor admitido certifica que lo deseable es lo que está arriba, en lo alto. Los vascos dicen “Gora Euskadi” (arriba el País Vasco) para exaltar a su país, es decir, desean que suba por una invisible escala de riqueza o de prestigio. Es claro de donde viene el grito de “Arriba España”.
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