La cantidad de Estado se puede expresar por la proporción del PIB que procede del sector público. Sigue en España una trayectoria rampante desde principios del siglo XX (entonces no se medía bien) hasta 1996. Desde entonces empieza a contenerse. El ajuste es todavía insuficiente. Está bien que haya servicios públicos, pero que funcionen correctamente. Da la impresión de que el Estado sigue derrochando mucho dinero. Ahí están las nuevas plazas para organismos centrales que transfieren sus competencias a las regiones. Los dineros municipales para festejos desbordan toda lógica. Últimamente se oye poco hablar de austeridad pública. Se practica menos.
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