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Amando de Miguel

Chateando con personas interesantes

Es del dominio común por lo menos el grado de analfabetismo sanitario y sociológico de la sedicente ministra.

El otro día mantuve un chat en Elmundo.es, ayudado por ese pleonasmo de hombre que es Custodio Pastor. Sin esa ayuda me hubiera perdido yo en el aluvión de preguntas que me hicieron los "mundocomuneros". No pude contestar más que a una pequeña parte, y eso que mi Custodio me ayudaba a ser gracianesco en las respuestas. El chat o chateo era a propósito de la lectura de mis Memorias. Me congratulo que, en ese caso, la curiosidad estuviera de parte de los jóvenes, a quienes supongo adictos al género. La pregunta más indiscreta fue que diera cuenta de lo que me dijo el alcalde de Valladolid con ocasión de la presentación de mi libro y a propósito de la ministra de Sanidad. Fue muy interesante, pero no puedo reproducir todo lo que hablamos sobre el asunto. Por otra parte, es del dominio común por lo menos el grado de analfabetismo sanitario y sociológico de la sedicente ministra.

A los pocos días me invitaron a participar en una especie de tertulia a propósito de esa joya cinematográfica que es Calle Mayor, la película de Juan Antonio Bardem. Dialogaban inteligentemente conmigo José Luis Uribarri y Fernando Gil Delgado ante las cámaras de TV13. No lo dije, pero ahora lo pienso siguiendo la broma de Dalí: Bardem era comunista, yo tampoco. La película la entiendo en el contexto de un género literario que va desde Main Street de Sinclair Lewis, antes La Regenta de Clarín y La tía Tula de Unamuno, para acabar en La señorita de Trevelez de Arniches. En todas esas obras se deja claro que el tedio de un ambiente provinciano se cubre con el expediente de una víctima a la que echar las culpas de algo. El final de la película es la del verso ya clásico: "Monotonía de lluvia tras los cristales". Betsy Blair lo dice todo con la cara y el cuerpo. Recuerdo de la rebeca y el cancán.

Me he referido ya a ese papel que se ha hecho dominante en mi vida, sobre todo después de que hayan jubilado a la fuerza de mi cometido docente. Trasmito otra vez el clamor que me llega a través de las personas con las que me encuentro en la calle o en los transportes públicos. "Don Amando, dígales que no hablen dos o más a la vez, que no se interrumpan a discreción". Se lo digo a los directores de la orquesta y a los violinistas, pero que si quieres arroz, Catalina. Hay que dar la impresión al público de que nos pagan por el tiempo que utilizamos el micrófono. Por eso contamos historias o sucedidos. Hay que dar la impresión de que nos relacionamos con gente importante. Lo más difícil es tener argumentos, ideas. Para eso hay que acumular muchas lecturas. Los libertarios en eso están. Vuelvo a la noción de que las conversaciones educadas tienen que tener enjundia. No hace falta que sean sobre Filosofía. La clave está en que sepamos sustituir la clásica simpatía por la más difícil empatía.

Que no se me escape una observación léxica que he hecho esta mañana. Resulta que el AVE (alta velocidad española) ha sido sustituida por LAV (Línea de Alta Velocidad). La cosa es que la palabra España y sus derivados desaparezcan de nuestro paisaje.

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