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Amando de Miguel

Circunloquios y muletillas

otra perla del politiqués. Es la frase de Carmen Romero cuando dijo, hace algunos años, lo de que “los socialistas vamos a vertebrar el problema del agua”

Como saben los lectores, aquí está abierto un concurso para premiar los mejores eufemismos, neologismos y circunloquios. Salvador Fontán me remite la expresión de Sara Montiel para indicar que, entre ella y un lechugino con quien se casó, “existía muy buena quimio”. La cosa parece un tanto arnichesca.
 
Carlos Bonilla Represa (Sevilla) propone el neologismo chungo de casacre. “Llámese así a la práctica, cada vez más habitual, de construir una serie de colmenas para el hacinamiento de veraneantes en parajes protegidos o de gran riqueza natural, principalmente en el litoral, devastando el entorno austero y soslayando todas las leyes al respecto, especialmente con la anuncia de las autoridades competentes en la materia”. El concepto no puede estar más claro. Se admiten sugerencias junto a casacre, por ejemplo, paisajicidio.
 
Sergio Cárdenas se alarma con el eufemismo de negrito, que es como dar un toque paternalista o despectivo para referirse a los negros, los originarios de África. Tiene razón. En todo caso, se podría admitir el diminutivo para los niños negros. Eso me recuerda lo de españolito que Antonio Machado acuñó para “el español que viene al mundo”, esto es, el recién nacido. En cuyo caso, el diminutivo estaba justificado. Pero ahora lo de españolito (y no digamos el españolito de a pie) se ha quedado para describir al español medio, quizá de estatura mediana y un tanto cazurro. Sigue ocultando un cierto sentido despreciativo.
 
Continúa en pie el concurso para seleccionar el mejor eufemismo del año; o del siglo, vaya. Me dice J. Franco (Jerez de la Frontera) que la señora Zenorrabeitia, consejera del Gobierno Vasco, para referirse al “tiempo” cotidiano, ha acuñado lo de “caudal horario vital”. Difícilmente mejorable.
 
Miguel Serrano Avello (Barcelona) recoge otra perla del politiqués. Es la frase de Carmen Romero cuando dijo, hace algunos años, lo de que “los socialistas vamos a vertebrar el problema del agua”. Ahora lo van a vertebrar con instalaciones desaladoras.
 
Ferrán Guillén me señala que una fuente inagotable de eufemismos es el lenguaje de la Bolsa, bueno, de soltera de “los mercados”. Por ejemplo, dice don Ferrán, al “riesgo” por fuertes oscilaciones lo llaman volatilidad. Suena más campanudo. Añado yo que, por la misma razón del culto al eufemismo, una empresa que cotiza en Bolsa no “pierde” equis puntos sino que deja equis puntos. No se sabe dónde los deja, pero es un suceso menos dramático. Recuerdo que los comentaristas de Bolsa hablan siempre desde el punto de vista de los que venden. Si venden por más, la cosa va bien. Pero la realidad es que, si se vende por más, eso es malo para los que compran. Lo que no puede ser es que, en ese juego, se queden todos satisfechos.
 
José Ignacio Sánchez Ruiz (Gaithersburg, Maryland, Estados Unidos) sigue los programas de TVE desde su pueblo y se maravilla de la expresión “como no podía ser de otra manera”. Es claro que se trata de una locución correcta, pero es su repetición lo que empalaga. Yo sigo una norma interpretativa que no falla. Cuando oigo la frasecita, compruebo que, efectivamente, lo que se dice podría ser de otra manera. Es un típico circunloquio para alargar el discurso. Ya se sabe, muchos hombres públicos tratan de transmitir el menor número de ideas con el mayor número de palabras, y eso sí que podría ser de otra manera. Solo una concepción mecanicista de la vida humana puede sostener que literalmente las cosas son como son y no pueden ser de otra forma.
 

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