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Amando de Miguel

Cuestiones personales de interés general

El bueno de don José María predice que el libro de Memorias va a ser un gran éxito (Hacienda y yo se lo agradecemos). La razón es que "hay pocas personas en España que tengan tantas cosas que contar y que sepan hacerlo".

Miguel Ángel Meseguer Martínez me anima mucho al revelar que mis articulejos o artejos suscitan su interés. Por tanto, no debo hacer caso a los que los tachan de aburridos. Supongo que hay gente para todo. Ciertamente, no puedo desplegar aquí la facundia de una Belén Esteban o el sentido del humor de un Chikilikuatre, pero hago lo que puedo.

José María Navia-Osorio visionó la tertulia que organizó Dieter Brandau en LD TV con Agapito Maestre y Gabriel Albiac. La tenida fue con ocasión de la salida de mi libro Memorias y desahogos. Don José María se lo pasó muy bien, pero no está de acuerdo con mi calificación de "calvinista" o "puritano" que di a Gabriel Albiac. Me reafirmo en mi calificación, más expresiva que literal. Me refería a un puritanismo de las formas. Por ejemplo, ir vestido de negro, ser pesimista (aún más que yo, que ya es decir) o exaltar el trabajo, la dedicación intelectual. Yo mismo soy otro puritano, aunque sosegado. Gabriel Albiac responde más bien al tipo del puritano judaico que representa su mentor intelectual Benito Espinosa (o Baruch Spinoza), el filósofo (y pulidor de lentes) de Ámsterdam.

La tertulia que digo fue muy interesante para mí, pues se habló de libros; ninguno de los tertulianos era portavoz de nada. Los tres catedráticos convocados por Dieter Brandau somos lo que los catalanes llaman lletraferits. Seguramente somos un poco pedantes, pero va en el contrato. Ya se sabe, son profesores los que no pueden ser otra cosa.

Don José María comprende que la redacción de un libro de Memorias debe de producir "un estado de ánimo tristón", más que nada por el hecho de rememorar errores. Otro motivo de aflicción, según mi amigo ovetense, es el recuerdo de las "ocasiones perdidas", lo de "si yo hubiera hecho esto en lugar de aquello". Sin embargo, a mi parecer, ese ejercicio contrafáctico (que diría Agapito Maestre) es muy provechoso para la mente. Mi libro de Memorias está lleno de esas dudas contrafácticas: "qué hubiera pasado si...". Muchas veces inducen a la melancolía, pero son siempre un buen ejercicio introspectivo. Una de las tesis de mi libro es que la vida no es tanto una corriente, un flujo continuo, sino un complicado juego de válvulas. En efecto, el tiempo fluye (y huye), pero en determinados momentos se abren o se cierran válvulas de oportunidad que alteran el sentido de la vida. En todo eso hay mucho de azar, de inspiración. Pero, como decía Camilo José Cela, lo fundamental es que la inspiración le pille a uno trabajando. Ese es el secreto del éxito; trabajar (para mí, leer o escribir) todos los días de mi vida adulta.

El bueno de don José María predice que el libro de Memorias va a ser un gran éxito (Hacienda y yo se lo agradecemos). La razón es que "hay pocas personas en España que tengan tantas cosas que contar y que sepan hacerlo". Anticipa, además, que el libro va a ser polémico. No me cabe duda de eso último, aunque la costumbre más española es que las polémicas se resuelven muchas veces en espesos silencios. La desazón principal proviene de mi pertinaz costumbre de referirme a la realidad, y eso en España es peligroso. En el libro de marras hay algunos ejemplos sobre el particular.

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