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Amando de Miguel

De re pública

Puesto que Touriño y Feijoo están buscando una "fórmula propia", don José Luis propone que en el preámbulo del Estatuto se diga: "Galicia se constituye en una nación. Depende, unas veces sí y otras veces non".

José María Navia-Osorio (Oviedo), corresponsal fijo de esta seccioncilla, me cuenta sus tribulaciones. Después de 27 años como médico de la Seguridad Social ha sido convertido, velis nolis, en funcionario de la Consejería de Salud del Principado de Asturias. Aunque quizá suene mejor su nuevo patrón, ese paso ha significado la rebaja y congelación de su sueldo. Comenta sardónico: "Si no estuviéramos en un país democrático, pensaría que el hecho de ser el presidente de la Comisión de Sanidad (regional) del PP pudiera tener alguna relación con ese trato". Saca sus consecuencias: "¿Comprende ahora por qué me indigno cuando la dirección nacional del PP se me vuelve melindrosa y tiene miedo a no parecer centrista?". Comprendo.

Don José María plantea el espinoso asunto de la inmigración extranjera. Precisamente acabo de participar en una tenida sobre el tema organizada por el PP de mi pueblo, Collado-Villalba. Contesto telegráficamente a los interrogantes que alza don José María con las siguientes apreciaciones personales:

  1. La inmigración extranjera no ha hecho más que empezar. La mayoría de ellos se va a quedar aquí. Dentro de un decenio la cuarta parte de los españoles serán extranjeros o hijos de extranjeros.
  2. En igualdad de condiciones económicas, los hijos de los inmigrantes van a ascender rápidamente por la escala educativa.
  3. En un primer momento (hasta la segunda generación) los inmigrantes pagan menos impuestos y obtienen más beneficios sociales que los aborígenes. A pesar de lo cual la inmigración contribuye positivamente al desarrollo del país.
  4. El aspecto más negativo de la inmigración es el de la delincuencia, especialmente la organizada (mafias). España es un puerto seguro para esas mafias porque aquí las leyes no se cumplen mucho y las penales son benévolas.
  5. En dos generaciones la sociedad española será un crisol étnico, aun con guetos. Los musulmanes y los africanos se van a integrar mal; los europeos y los hispanoamericanos, bien.

Don José María observa que el "decálogo de Peñalba" que yo suscribí es "un poco raro, porque sus 10 artículos no están delimitados". En efecto, así es. Le puse la forma de decálogo para hacer juego con la intervención previa de Víctor Pérez Velasco, "Diez razones para no votar a la izquierda". Yo añadí entonces "Diez razones para votar a derechas ". En ambas intervenciones se trata de un truco retórico para mantener la atención del auditorio. Es el mismo que empleó Moisés cuando bajo del Sinaí con los 10 mandamientos. Esa "técnica de Moisés" contrasta con la confusión de "las 100 propuestas" que a veces lanzan los partidos o los periódicos en las campañas electorales. Algo que tenga más de 10 puntos echa para atrás al lector o al oyente. De todas formas, espero hacer una versión corregida de mi parte en el "manifiesto de Peñalba" y quitarle el formato de decálogo. Lo encuentro demasiado prescriptivo, y no es mi estilo. Me va más un razonamiento encadenado.

Con todo, para que se vea que su crítica es positiva, don José María me envía su versión de los 10 puntos de Peñalba. Es su síntesis, pero la hago mía:

  1. Ante las próximas elecciones no podemos ser indiferentes ni neutrales.
  2. Tal como están las cosas en el Gobierno, vamos hacia un izquierdismo radical.
  3. El socialismo actual traiciona la idea de igualdad.
  4. La rendición ante el terrorismo precipitará más violencia.
  5. De ser aliados de las democracias occidentales pasamos a incluirnos en el grupo de las dictaduras.
  6. Hay que transformar la falsa realidad que nos presenta el Gobierno.
  7. España está amenazada de demolición.
  8. El Gobierno fomenta la despolitización.
  9. La retórica oficial da la vuelta a las palabras (paz, progreso, alianza de civilizaciones). De esa forma se consolida la ignorancia política.
  10. Se oculta que los ciudadanos son sobre todo contribuyentes.

Aun así, al exigente don José María el decálogo de marras le sigue pareciendo farragoso. Lo corregiré. Me temo que salga un libro.

Transcribo algún otro comentario político de José María Navia-Osorio. "Menos mal que nos queda la Ministra de Cultura. Doña Carmen se nos ha descolgado con su intención de apoyar la cultura gay, lesbiana y transexual […]. No sé si esa señora es tonta o si los periodistas la persiguen continuamente esperando oírle decir tonterías".

Agustín Fuentes me envía un amplio comentario sobre la figura política de Esperanza Aguirre, la presidenta de la Comunidad de Madrid. (Añado que no de la "Comunidad Autónoma de Madrid", que ese título no existe legalmente). Escojo algunos párrafos:

Doña Espe es santa de mi devoción. Más aún, otrosí digo: no hay duda de que el PP tiene banquillo, sin embargo, para ocupar puesto de presidente de Gobierno, yo firmaba por doña Esperanza Aguirre sin dudarlo un momento. Por encima de cualquier otra y otro. Dejando a un lado sus capacidades políticas, su habilidad como gestora, su preparación personal y su mano izquierda bien demostrada por convivir políticamente con elemento ubicuo, evanescente, elusivo y untuoso hasta el empalago como es el Ruiz Gallardón, doña Espe tiene ese algo especial e indefinible que la hace apta para mayores logros.

Percibo en ella aquella cualidad que se les atribuía a los diplomáticos: leones con pieles de cordero. Es una persona serena, que transmite sensación de calma, tiene un cierto candor –quizás la Merkel tiene algo de ese estilo– pero con una firmeza que es posible que no sea tan evidente detrás. Es una Thatcher pero afable. Con su pinta un poco despistadilla, risueña, debe de hacer fácil la aproximación, creo yo, a lo que ayuda la chispa de vivacidad siempre presente en su mirada.

Creo que esos juicios, apasionados como son, reflejan bien el sentir de muchas personas. Aquí se registran para la pequeña historia libertaria.

Eva María López (Dublín, Irlanda) lleva algunos años en Irlanda y planea regresar a España. Plantea así sus inquietudes:

Tengo que confesar que yo nunca tuve conciencia política –nunca voté– pero en las próximas elecciones me tendría que atropellar un camión para que mi voto faltara en las urnas. Espero que haya más gente como yo –en el sentido de que por fin se le haya despertado el cariño por España y la necesidad de protegerla, y con ello la conciencia política pero, mientras tanto, ¿qué podríamos hacer para despertar a esa parte de los ciudadanos "despolitizada", de la que yo fui miembro "activo"? ¿Hay alguna posibilidad en nuestras manos?

Mi recomendación es que participe usted todo lo que pueda, más allá de votar, que es poca cosa. Si no votamos, luego no tendremos derecho a quejarnos de los asuntos públicos, que siempre repercuten en nuestro bolsillo. Reitero la decisión que yo he tomado: afiliarme al PP de mi pueblo y trabajar en lo que se me pida. No aspiro a ningún cargo. Para eso se necesita gente joven y con tiempo por delante. Pero todos podemos aportar nuestro granito de arena, como suele decirse con imagen tan gastada como oportuna. Así se construye lo que los norteamericanos llaman grass roots democracy (= democracia de las raíces), en la base, decimos nosotros.

Rubén Florit García afirma rotundo: "No es verdad que haya una persecución de gente que vota al PP u otras formaciones cercanas. Yo tengo varios amigos que votan al PP, yo voto a ERC y estamos la mar de felices hablando del tiempo, de política y de otras cosas sin ningún tipo de problema […]. Los pensadores tendrían que formular propuestas, no críticas sin más". El texto rezuma autoritarismo. Podría haberse escrito por un nazi en la Alemania de Hitler.

Sigue el concurso para ponerle epítetos al actual presidente del Gobierno. Juan Díaz sugiere rábula (= abogado indocto, charlatán y vocinglero). Pero añado que los rábulas, como picapleitos que son, se ganan los garbanzos en su oficio. No creo que don José Luis pudiera vivir de sus conocimientos jurídicos.

José Luis Esteban aporta una interesante iniciativa a la polémica de si, en el nuevo Estatuto de Galicia, se puede hablar de nación, nacionalidad, región, reino o comunidad autónoma. Puesto que Touriño y Feijoo están buscando una "fórmula propia", don José Luis propone que en el preámbulo del Estatuto se diga: "Galicia se constituye en una nación. Depende, unas veces sí y otras veces non".

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