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Amando de Miguel

El canon léxico

Recibo un aluvión de correos a propósito de la polémica sobre lo de “hacer aguas”. Manuel Sáez certifica que “ni en la mar, ni en el mar, nadie dice hacer aguas cuando su embarcación se inunda, por mucho que lo diga el DRAE. Sí lo hacen cuando van a orinar tanto a bordo como en la costa”. Pregunto, ¿y si mean en el agua? ¿También hacen aguas? Mi testimonio es de tierra adentro, pero yo nunca he oído decir a nadie que vaya a hacer un pis “voy a hacer aguas”. Sí entiendo la locución “hacer aguas menores”, pero la veo más propia de la prosa de los bandos municipales o similares. En la conversación corriente solo se puede decir con sorna: como se dice “hacer pipí” (un ñoñismo) o “echar agua al canario” (exclusiva de varones). Lo de “orinar” solo se utiliza cuando hay visitas o en el contexto de un centro de salud o equivalente. Lo de “ir al baño” o “a un sitio” es un eufemismo educado. Lo de “hacer un pis” tiene un fresco sentido onomatopéyico.
 
Antolín Penduales reitera que lo de “hacer aguas” no es expresión que pueda asimilarse a que una embarcación se inunda o una institución se resquebraja. Manuel Vicente Fernández aduce la autoridad de Fernando Lázaro Carreter para apoyar esa misma opinión. Se agradecen los testimonios, pero reitero lo dicho. Los barcos no harán aguas pero tampoco las hacen quienes expelen la orina por el conducto reglamentario. En cambio, la boca se le hace agua a uno cuando se ve estimulada por un alimento apetecible. De momento me acojo a la autoridad del DRAE: “Hacer aguas, dicho especialmente de un proyecto: presenta debilidad o síntomas de ir a fracasar”. Es el exacto sentido que daba a esa locución Federico Jiménez Losantos. Ahí empezó la polémica y espero que continúe. Confío en que se calme un poco Salvador Fontán quien me pone como chupa me dómine por asimilar el sentido citado de “hacer aguas”.
 
Clotilde Estévez aduce que la expresión “buscarle tres pies al gato” es un tanto absurda; lo propio sería decir (según recuerda de su abuelo) “buscar entre pies al gato”. En efecto, lo de los tres pies resulta extraño, pero es así como utilizamos ahora la expresión para indicar los que se andan con inútiles complicaciones. En el siglo XVI se decía “buscar cinco pies al gato” o al carnero, lo que parece más puesto en razón para señalar la conducta enredadora. Pero en el Quijote está lo de “buscar tres pies al gato” y así quedó. Como “la del alba sería” y tantos otros atrevimientos de Cervantes, amigo de vacilaciones léxicas.
 
Asumo la reprobación que me hace Luis Álvaro Rubio respecto a lo que yo decía del subjuntivo como un tiempo verbal. No es una errata sino un error. El subjuntivo es un modo verbal. Ya saben los lectores de LD que yo no soy ducho en gramatiquerías.
 

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