Es una simpática fiesta, menos antigua de lo que parece. Comenzó en Barcelona hace 70 años y ya está instalada en todas las provincias. Es un homenaje a Cervantes, el autor que mejor ensalzó a Barcelona. Lástima que haya desaparecido el nombre de Cervantes que se daba a una calle barcelonesa. Lo que no ha cuajado mucho en el resto de España es la rosa como acompañamiento del libro que se regala. Es lástima. Quizá sea que las rosas, fuera del Maresme, son un poco más tardanas. Podríamos utilizar romero, que en la meseta sí florece en abril. Felices lecturas.
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