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Amando de Miguel

El error nos hace libres

Jaime Rojo Castillo (Mallorca) anota esta "gloriosa errata" del BOE (31 de mayo de 2008). Se nombra director general del Castrato [sic] a un señor apellidado Capón. Está claro, una vez más, que las erratas mejoran el texto.

Quien trabaja, se equivoca. De lo errores se aprende. Los errores en materia léxica son muchas veces involuntarios, productos de no sé qué subconsciente, y, por tanto, no merecen una sanción moral. Otras veces los errores son consecuencia de la simple nesciencia, por lo que en esos casos sí cabe dolor de corazón y propósito de enmienda. También es curioso que la palabra error signifique tantas cosas distintas. En su origen errar era sobre todo perderse en el camino. En una comunicación anterior ponía yo en boca de Jesús Laínz unas opiniones muy críticas respecto al movimiento estudiantil de los años 60. No me percaté de que eran las opiniones de Roger Kimball, cuyo recorte me enviaba Jesús Laínz. La divertida confusión se produjo porque la comunicación internética no estaba clara o yo, al menos, no supe verla con claridad.

La verdad es que la opinión del tal Kimball me pareció que encajaba muy bien con la imagen que tengo del montañés. El cual no se reconoce cuando yo lo califico de "aguerrido". Me reafirmo en una calificación. Jesús Laínz es un tipo vehemente, apasionado, que te mira a los ojos cuando habla y gesticula. Dice el DRAE que aguerrido significa "experimentado en cualquier actividad competitiva" y también "valiente o agresivo". Así es don Jesús o así me lo parece. Sus escritos, siempre polémicos, rezuman trabajo investigador y osadía. Da la impresión de que se lo pasa bien escribiendo. Espero no equivocarme ahora en esas apreciaciones.

Son legión los libertarios que me recriminan el uso que yo hacía de "bobino" en lugar de bovino para referirme al ganado vacuno. No es una ironía (como alguno cándidamente supone), sino una garrafal falta de ortografía. Ya se sabe, los borrones del escribano. Pido perdón. También es curioso que de bos (= buey) se haya derivado vacuno. Entiendo que el origen está en vaca, pero no se me alcanza por qué el contraste entre vaca y buey. A ver si algún lexicógrafo me explica esa misteriosa transformación de la be en uve. Pero no se tome como excusa. Mi error es punible.

Ignacio Frías me enmienda la plana sobre otra cuestión menor. Contrariamente a lo que yo decía, cabrona es una palabra femenina que se utiliza profusamente. Acepto la enmienda. El error quizá provenga de que a mí no me sale nunca una palabra tan canallesca.

Javier Vicuña puntualiza que las minas de hierro de Bilbao no se descubren a finales del siglo XIX como yo parecía indicar. Cierto es. Pido perdón por el error. Preciso un poco más. Esas minas estaban ahí desde la Edad Media y quizá desde los romanos. Solo que a finales del siglo XIX se explotan en gran escala, entre otras razones, porque el mineral era muy apto para tratarlo en las modernas instalaciones siderúrgicas. En 1878 el ingeniero inglés S.G. Thomas inventó un procedimiento para tratar el mineral de hierro que contenía fósforo. La ocasión era aún más propicia a finales del siglo XIX, ya que los mismos barcos ingleses que traían carbón a Bilbao regresaban con las bodegas llenas de mineral de hierro. Las minas estaban a pocos metros de la ría del Nervión. Así pues, su explotación era muy rentable. Los ingleses trajeron a Bilbao algunas costumbres, como la afición al fútbol, las villas de las Arenas o las añas (nannies). De todo lo cual solo ha quedado el fútbol.

Jaime Rojo Castillo (Mallorca) anota esta "gloriosa errata" del BOE (31 de mayo de 2008). Se nombra director general del Castrato [sic] a un señor apellidado Capón. Está claro, una vez más, que las erratas mejoran el texto. Al menos es una conclusión que yo he sacado de muchos escritos míos.

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