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Amando de Miguel

El español de América, riqueza de todos

La recepción de americanismos a través de la televisión es algo muy positivo para los españoles.

Pedro Liedo Galincho (Pachuca, Hidalgo, México) me sugiere que califique al ministro español Bermejo de "analfabeta", no "analfabeto". Se apoya esa rectificación en el hecho de que, "en el español de México, analfabeta es del género llamado común de dos, como atleta, obstetra, gimnasta, etc.". Me parece una buena pirueta.

Son inmensos los efectos que van a producir las recientes oleadas de inmigrantes. Veamos la versión imaginativa de Francisco Rodríguez Barragán:

La lectura de sus artículos me resulta siempre confortante y lo haga cada día. Hoy leo lo que dice sobre la presencia de hispanoamericanos en el ejército español. En algunas noches de insomnio se me ha ocurrido pensar que la marea musulmana sigue creciendo y creciendo (vivo en Granada donde esto no es mera imaginación) y los españoles, cada vez más viejos van disminuyendo. Los que van quedando salen a la calle acompañados por moras que los cuidan. Pero un día los musulmanes deciden su reconquista del Andalus, marginan al resto de españoles y ganan (como a van ganando puestos en Ayuntamientos). Aplican la sharia a todo el mundo al grito de ¡cree o muere! y quien vuelve a Covadonga es un puñado de ecuatorianos, peruanos y bolivianos que se deciden a plantar cara a la morisma. Después de esto, créame, no me levanto con buen cuerpo.

Comprendo lo terrible que tiene que ser una pesadilla así. Se lo dice un perito en pesadillas. Pero hay también otros sueños. Por ejemplo, el de la renovada vitalidad de un pueblo que, durante los últimos siglos, ha sido étnicamente demasiado homogéneo. Quizá nos venga bien un renovado mestizaje, proceso que ahora alcanza al mundo entero.

Javier (Ginebra, Suiza) documenta la voz chévere que se oye en Ginebra por parte de muchos hispanoamericanos. Equivale a algo que está bien, que es genial, güay en el español coloquial. Don Javier sostiene que es una antigua palabra francesa que llevaron a América los españoles. No se me alcanza de dónde pueda venir esa palabra y no la he oído nunca. Espero que algún libertario menos provinciano que yo me aclare el misterio de ese término.

Víctor me cuenta que, de niño, en casa de sus abuelos, al poner la mesa se hablaba de platos pandos y platos hondos, los dos modelos de platos. En tiempos recientes, viajando por los afluentes amazónicos, oyó la distinción entre el agua panda (= poco profunda) y el agua honda. En Bolivia hay un Departamento del Pando, referido a la parte llana del país. En efecto, don Víctor ha llegado a una conclusión, mil veces demostrada, que ciertas palabras castizas de la España rural se reproducen en América.

María del Carmen Arrúe aporta algunos datos curiosos:

Soy una española nacida en San Sebastián pero vivo en Venezuela desde hace muchos años. Aquí los campesinos y jardineros llaman garabato a una rama que forme una V con otra y que cortan del tamaño de un bastón, la agarran desde la punta que tocaría el suelo y con ella en la mano izquierda bajan o sujetan la maleza que aquí llaman "monte" y cortan con el "machete" en la mano derecha. Me imagino que ya sabrá que esa palabra deriva de la marca Manchester de los primeros que llegaron aquí.

Entiendo que el garabato venezolano tiene algo que ver con el garabato metálico que utilizan los carniceros españoles para colgar las piezas de carne. La etimología de machete me parece muy ingeniosa, pero debo advertir que toda la vida de Dios, en parte de Castilla, se ha utilizado la macheta, que es un hacha pequeña, para una sola mano. No creo que lo de la marca Manchester haya llegado a Castilla. El Tesoro de Covarrubias –contemporáneo del Quijote– recoge machete, un arma o cuchillo que "no es tan largo como la espada ni tan corto como el puñal o daga. Díjose del nombre griego majaira, machaera, que vale espada corta". Todo eso mucho antes de que los de Manchester lanzaran su marca de machetes. El Diccionario Webster dice que machete es un hispanismo. La raíz onomatopéyica mac o mach está presente en muchas voces que significan magullar, machar, machacar, golpear. Así es en muchas palabras de los idiomas romances.

Diego F.C. Rodríguez (San Salvador de Jujuy, Argentina) aduce que la voz velay se conserva en el folklore argentino, aunque ya no se emplea en el habla corriente. En España aparece en el habla tradicional. Supongo que es una contracción de "ve ahí". Es una interjección o muletilla como "claro", "oye", "mira".

Mercedes Sabarots (Buenos Aires, Argentina) quiere saber hasta qué punto es un uso defectuoso el uso del posesivo con un adverbio, como en el caso de "delante mío", "detrás nuestro". Es un uso muy característico de los rioplatenses. Doña Mercedes parte de este supuesto: "Sabido es que los hispanohablantes de América Latina usamos un castellano que difiere mucho del hablado en España". Pues bien, esa diferencia tampoco es tan considerable. Desde luego, es mucho menos que la que acusan los hablantes de inglés, portugués, árabe o chino cuando se ven separados por muchos kilómetros. Concretamente, la peculiaridad que atribuye doña Mercedes a los rioplatenses no es tal. En toda España y en muchos otros países americanos se oye decir "delante mío", "detrás nuestro", etc. con toda naturalidad, incluso en el caso de personas instruidas. La Gramática dirá que chirría ese maridaje entre posesivo y adverbio, pero el uso certifica su normalidad. Por tanto, los rioplatenses no deben sentirse tan diferentes del resto de la comunidad hispanoparlante.

José Antonio Martínez Pons señala las peculiaridades léxicas de algunos programas televisivos provenientes de Hispanoamérica, concretamente los de cocina. "Se escuchan palabras interesantes", como procesadora (= trituradora). "También es gracioso que en Venezuela y Méjico, por ejemplo, la sartén sea el sartén. ¡Como se enteren las feministas!". Desde luego, la sartén es femenino porque así lo es su origen latino: sártago. Por cierto, en latín se dice sártago loquendi, algo así como el pisto que se hace con las expresiones propias e impropias del lenguaje. Lo realmente apetitoso es el pisto final. Por lo mismo la recepción de americanismos a través de la televisión es algo muy positivo para los españoles.

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