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Amando de Miguel

El hilo y la ilación

El Diccionario de dudas, de Manuel Seco, es una herramienta utilísima para cuidar el jardín del lenguaje. Nos avisa del peligro de las malas hierbas que supone para los hispanohablantes la cercanía del latín. Por ejemplo, señala Seco la confusión que suele darse en la prensa con la palabra hilación, que así se escribe tantas veces, pero que no existe. En su lugar hay que decir ilación, que viene del latín illatio, que es tanto como llevar dentro. La ilación es, pues, la concatenación o inferencia lógica entre un factor y su consecuencia. A veces se escribe hilación porque se cree que procede de “hilo” (filum), pero no es así. Esa ilación es pura fantasía.

Un último ejemplo, para añadir al Diccionario de Seco, es este párrafo de una crónica sobre Pedro Carmona, el antagonista de Chaves en Venezuela. Dice el corresponsal de Caracas: “¿Quién es este hombre que, sin perder ni la compostura ni la hilación ni los modales, etc.?” (El Mundo, 13-IV-02). Pues bien, no sabemos cómo puede perder la hilación don Pedro Carmona cuando esa palabra no existe. Por otra parte, aunque el nuevo líder venezolano no perdiera la ilación, habría que precisar entre qué términos se produce esa concatenación.

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