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Amando de Miguel

El lenguaje de los medios

Pocos comentaristas de radio (por no decir ninguno) logran la maestría de don Federico en el uso de la potestad retórica. Esa es la clave de su éxito, aparte de otras cuestiones más sustantivas.

Luis Mellado Aguado (Madrid), a propósito de los programas de televisión sobre los funerales de la hermana de la princesa de Asturias, lamenta el uso del adjetivo "humano". En efecto, en la parla de los medios de comunicación se abusa de humano para indicar "humanitario, emotivo o doloroso". Por lo mismo –sigue don Luis– parece un abuso la insistencia en "personas humanas". Igual de reiterativo es lo de "presunto asesino", cuando lo lógico sería decir "sospechoso de asesinato". La razón es que "lo que consagran nuestras leyes es la presunción de inocencia, no la de culpabilidad". Razón tiene don Luis.

José Antonio Martínez Pons me comenta algunas de las excentricidades del lenguaje de los comentaristas deportivos. Por ejemplo, el abuso de algunos tópicos como "juego especulativo" (que no sabe lo que significa), "juego aéreo" (por alto), "presionar" (acosar) o "meterse en el partido" (ser más dinámico)". "De todos modos creo que el dislate más gordo que he escuchado fue hace algunos años, cuando un provecto locutor dijo que un determinado señor "pateaba sin penalidad". Conseguí averiguar que se refería a un golfista que le daba con el palito a la bola sin ninguna penalización."

Antonio Hernández (Cáceres) me señala una imagen del mundial de fútbol recogida en LD. Aparece una foto del jugador Juanito celebrando el gol contra Arabia Saudí. El pie de foto dice así. "Juanito celebra el tanto de la pírrica victoria de España ante Arabia Saudí" (por un tanto a cero). Don Antonio me pide que explique lo de "pírrica". Es bien sencillo, pírrico se deriva del rey Pirro que venció en una batalla pero luego fue derrotado por los romanos. Desde entonces, pírrico alude a una victoria que al final se convierte en una derrota. El partido contra Arabia Saudí fue una victoria en toda regla, pero al final España quedó descalificada de la competición, vencida frente a Francia. Así pues, hilando fino, la victoria frente a Arabia fue un tanto pírrica. LD se adelantó a ese resultado definitivo, aunque quizá quiso decir que el 1-0 del partido contra Arabia fue por una escuálida diferencia.

Son innúmeros los gazapos que los ojeadores libertarios pillan en los periódicos. Juan Ponce recorta este titular de La Razón: "Un hombre, en estado crítico tras recibir varios disparos en el centro de Madrid". Se pregunta don Juan por esa extraña porción anatómica que es "Madrid".

José Antonio Sobrado lee este otro titular en LD: "Cancelan una ópera en Alemania en la que se decapita a Mahoma, Jesús y Buda por miedo a la violencia islamista". Habría que preguntarse cómo es que el miedo a la violencia islamista hace decapitar las efigies de esos epónimos religiosos.

Juan Ignacio Contreras comenta el titular de una revista del corazón: "Quiero volver a ser madre". El deseo lo expresa una famosa que ya tiene un hijo. Don Juan Ignacio se pregunta si una mujer solo es madre durante el embarazo. En lugar de la frase dicha, opina don Juan Ignacio que se podría haber escrito "Quiero tener otro hij@". En opinión del almuñequeño esa @ se puede pronunciar con gestos para indicar los posibles sexos, incluyendo maricones y tortilleras.

Claudio Verdú Egea anota con admiración algunas frases oídas en La Mañana de la COPE, supongo que pronunciadas por Federico Jiménez Losantos:

  • Hay siglos en que no estamos para nada
  • La cara de Otegui da un susto al miedo
  • Si [el juez Del Olmo] no puede instruir una frase, ¿cómo va a instruir un sumario?
  • El 2 de julio es el de 2 de mayo más el IVA
  • Ahora le toca a Acebes ser el culpable de ser inocente.

Son excelentes ejemplos del lenguaje de Federico Jiménez Losantos, artillado de todas las figuras retóricas, incluidas la greguería, la paradoja y el trabucazo deliberado. Pocos comentaristas de radio (por no decir ninguno) logran la maestría de don Federico en el uso de la potestad retórica. Esa es la clave de su éxito, aparte de otras cuestiones más sustantivas.

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