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Amando de Miguel

El lenguaje de los símbolos

Algunas veces esta seccioncilla recoge comentarios sobre el lenguaje simbólico, sea el corporal, el institucional o de cualquier otro tipo no escrito. Ahí también se cumple el principio de que todos los lenguajes se descubrieron y prosperaron para comunicarnos, pero también para no entendernos, incluso para causar sufrimiento al prójimo. El hombre es más cruel que sus parientes zoológicos porque habla y se comunica mediante todo tipo de símbolos. Veamos un ejemplo.
 
Jaime Flores Bienert, de Sitges (Barcelona), me envía un sinfín de ilustraciones sobre el lenguaje simbólico. Por ejemplo, un símbolo es el “día del padre”; da igual que sea un día que otro. Una manera de celebrarlo es que en las escuelas los niños hacen dibujos y preparan regalos para sus respectivos padres. Pues bien, don Jaime relata que este año, en la escuela a la que va su hijo de cuatro años, han decidido que ya no hay “día del padre”. La razón es “para no causar traumas a los niños que tienen dos padres o dos madres… homosexuales”. Fantástico. A este paso veo que dejará de celebrarse la Navidad o la Semana Santa para no causar ningún trauma a los niños musulmanes o judíos. Tampoco estará bien celebrar en Cataluña el día de San Jorge (ahora ya se puede decir así, después de lo del Rei Joan Carles). Después de todo San Jorge mató al dragón y eso puede causar un trauma a los hijos de los ecologistas.
 
Por lo menos, agradezco a don Jaime que no me impida citar aquí su nombre y sus apellidos. Son innúmeros los comentarios que recibo de Cataluña en los que mis comunicantes me piden que no los identifique por el nombre o la profesión. Ya es triste que tenga que advertirse una cosa así. Para que luego digan que no hay problema lingüístico en Cataluña. Peor no quiero ser cargante sobre el asunto. Dejo, pues, sin contestar los cientos de correos que recibo sobre ese problema. Por mi parte está dicho casi todo. Para citar otra frase célebre: “Nunca nos entenderemos”.
 
Las palabras se convierten en símbolos de identificación cuando dibujan etiquetas con las que clasificamos nuestra forma de pensar, nuestros sentimientos. Xabier Cereixo, de Vigo, me dice: “Muchas veces no coincido con sus apreciaciones, y aun así, disfruto mucho sus comentarios”. Estos son los míos. Don Xabier me pide mi opinión sobre su idea de que “liberalismo y conservadurismo son términos prácticamente antitéticos y su coincidencia no pasa de algunos puntos estrictamente económicos”. Pues ya tiene, don Xabier, otro motivo para discrepar de mis apreciaciones. Para mí, y referidos a España, los términos “liberal” y “conservador” van unidos. No hay más que pensar en que el gran partido de Cánovas –que duró medio siglo– fue el Partido Liberal-Conservador.
 
Originariamente se trata de dos ideologías, pero en la Historia española ha habido una convergencia entre las dos, más que nada porque la izquierda ha sido muy poco liberal en la política. También es cierto que los conservadores han sido poco liberales en lo económico (empezando por Cánovas). El conservadurismo español ha sido estatista y proteccionista, esto es, poco liberal en lo económico. Pero la izquierda ha sido todavía más intervencionista en lo económico, por lo que al final tiene sentido la convergencia de liberales y conservadores. Yo, desde luego, me considero las dos cosas, porque hay que conservar muchas cosas valiosas y porque hay que conquistar muchos trozos de libertad. Ya ve, mi querido don Xabier, que disentimos muchos grados, pero yo también he disfrutado con sus comentarios. Sobre la obra de teatro que me cita, con título blasfemo, le diré que no la he visto ni creo que la vaya a ver. He leído algunas entrevistas hechas a su autor y me parece un perfecto lechuguino de los de camisa negra.
 
Subiendo a asuntos más prácticos, Marta Alejandro, de Lakewood (Colorado, USA) protesta contra el abuso de poner un punto detrás del signo de interrogación (?). Tiene razón. El signo ? es ya un punto con el que termina la frase. No hay por qué añadir otro punto. Rodolfo Torres vuelve a la falsa polémica de si hay que decir “español” o “castellano”. Para don Rodolfo lo de “castellano es un invento de los catalanes, seguidos por otros nacionalistas”. Pues no, señor. El primer Diccionario como tal de la “Lengua castellana o española” lo publicó Diego de Covarrubias casi al mismo tiempo que elQuijote. Es el famosoTesoro. Desde entonces podemos decir castellano o español según nos convenga. Esa indeterminación es un verdadero tesoro. Yo pronuncio el castellano porque soy de Castilla, pero comprendo que los castellanos somos una porción pequeñita del enorme conjunto de los que hablan español. Lo más divertido es que, cuando se reúnen los terroristas vascos con los independentistas catalanes, tienen que entenderse en español.

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