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Amando de Miguel

El maremoto del politiqués

Avanza la jerga politiquesa como una ola gigantesca incontenible. Ya no es exclusiva de los políticos, ni siquiera de los hombres públicos.

Avanza la jerga politiquesa como una ola gigantesca incontenible. Ya no es exclusiva de los políticos, ni siquiera de los hombres públicos. Se habla así corrientemente porque da prestigio, porque queda uno como una persona culta o por lo menos viajada.

El ministro Wert (que en alemán significa valor) nos ha dejado estupefactos con el último sesquipedalismo: "Solidarización". Supongo que está al caer lo de "solidarizacionar". Puede que al introducir muchos archisílabos nos acerquemos al alemán. Por lo demás, felicito al ministro Wert por su valor al referirse al verbo españolizar. Naturalmente solo se aplica a lo que antes ha sido desespañolizado. Que conste que el verbo españolizar no se originó en el franquismo. Viene de mucho antes, casi siempre en el mismo sentido de contrarrestar la acción previa de catalanizar la enseñanza. La polémica de Wert no es nueva.

Me encantan los eufemismos y circunloquios de los políticos. El fiscal anticorrupción precisó hace unos días que la "mafia china" no es tal sino "una mafia dirigida por chinos". Admirable precisión jurídica.

Por cierto, al hablar de los asuntos judiciales se sigue repitiendo lo del "banquillo de los acusados". Ya no hay tal banquillo, pues todos los asientos tienen respaldo. Lo del banquillo sin respaldo resultaba infamante.

No puedo recordar quién era el personaje público que el otro día dijo enfáticamente "marimágnum". La cosa resultaba todavía más confusa que el vulgar maremágnum.

No es un error lo que señalo sino algo muy gracioso. Resulta que el adjetivo madrileño, antepuesto al nombre, es un privilegio de Madrid que no tienen otras ciudades con su respectivo topónimo. Así, queda muy bien lo de "en la madrileña plaza de Cibeles", pero sonaría raro lo de "en la donostiarra playa de la Concha". Ignoro por qué ese privilegio.

Surgió de repente una palabra maldita, rescate, como equivalente de un préstamo gigantesco de carácter internacional. Había que evitar el sentido oprobioso de esa palabra. Así que se empezó a hablar de "rescate light", luego de "rescate virtual". La gente no tragó. Esos rescates hay que devolverlos con intereses. Ahora hay algo mejor: "Línea de crédito preventiva". Parece un regalo.

Una palabra muy de moda en los comentaristas es cortoplacismo. Se supone que es algo así como otear el futuro con una escala muy corta, algo rechazable. Pero esos mismos comentaristas se entretienen con noticias y sucesos que son solo de ayer y para mañana. Lapsos un poco más generosos están fuera de su consideración. Si se alegan, ellos contestan: "No se puede generalizar". Nunca entendí por qué está mal visto generalizar.

Me irrita mucho el imperialismo de la voz inicio. Ya sé que está en la pantalla azul, pero podríamos decir alguna vez "principio" o "comienzo". Claro que lo más elegante es inicializar, también por influencia informática.

Hay una locución particularmente estragante, sobre todo en los programas de previsión del tiempo atmosférico. Es "de cara a". Existe en castellano, pero con la equivalente de algo que se nos enfrenta o con una actitud favorable. Ahora es simplemente para no tener que decir "por la mañana" o "por la tarde". Parece que queda mejor lo de "de cara a mañana" o "de cara a la tarde". Lo grave es cuando se repite varias veces en un mismo breve comentario. Por cierto, ¿por qué no piden perdón los meteorólogos de la tele cuando se equivocan en sus predicciones? 

En España

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