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Amando de Miguel

El préstamo impuesto

Resulta rarísimo que una persona pida un préstamo y no se entere de cuál va a ser el interés y el tiempo para devolverlo. Y más cuando se trata del equivalente de unos 20 billones de las futuras pesetas.

Estas excursiones ociosas sobre el lenguaje nos sirven para interpretar la realidad, por ejemplo, la política. Veamos la obsesión política de la última semana: el llamado rescate. Bueno, llamado fuera de España. Los medios en inglés lo han dejado muy claro. Emplean dos palabras sinónimas: "rescue" y "bail out", una de raíz latina y otra sajona. Viene a ser más o menos lo mismo. La palabra española "rescate" equivale a la primera: dinero que se paga para sacar a alguien de un apuro grave. La segunda se traduce más bien por "fianza": dinero que se paga para sacar a alguien de la prisión preventiva. Es evidente que los famosos cien mil millones de euros son un rescate. Sin embargo, las autoridades españolas no lo han llamado así. De Guindos dijo que constituyen un "apoyo financiero" y Rajoy lo entendió como una "línea de crédito". Pero no son nada de eso. La elefantiásica suma es un dinero que se transfiere al Gobierno español apara que tape los agujeros de algunos Bancos y Cajas. Es decir, es un rescate en toda regla. El Gobierno español no quiere llamarlo así porque se ha pasado meses diciendo que no iba a solicitar ningún rescate. Por tanto, mejor el eufemismo. Aunque no se entiende muy bien por qué andar con tanta tontería. Si se decía que no se iba a pedir un rescate era porque esa figura se consideraba denigratoria. Por eso mismo, asombra que, una vez rescatados, todos sean plácemes oficiales para esa operación. Si bien se mira, el famoso rescate es más bien un préstamo impuesto. No lo habíamos pedido, pero nos lo imponen.

No terminan aquí las volutas del politiqués. De Guindos es un verdadero maestro de la jerga. Por ejemplo, para no afirmar que algunos bancos estaban virtualmente quebrados, se refiere a que atravesaban "escenarios de estrés". Dado que resulta ominoso aceptar que el donante del rescate imponga condiciones, el ministro habla de "condicionalidades". En todo este asunto hay un riesgo real para los españoles, pero eso puede asustar, por lo que De Guindos prefiere decir "riesgo soberano". Lo más auténtico de su alocución es que la espolvorea generosamente con su muletilla favorita: "lo que es". La introdujo medio centenar de veces. También le gusta mucho lo de "ámbito" o "como no podría ser de otra manera". Vamos, que se ha leído el manual del politiqués. Es de agradecer tanta aplicación.

Rajoy es otro maestro en el arte de manejar el lenguaje. Me refiero a la rueda de prensa que concedió la mañana del domingo. Necesariamente tenía que referirse al rescate anunciado por De Guindos el sábado. Como no podía pronunciar esa maldita palabra, empezó refiriéndose a "lo de ayer". Luego dijo que era la "apertura de una línea de crédito". Pero no está claro, porque el crédito es para algunos Bancos y Cajas, los que se determinen por no sé qué "valoradores" (otro nuevo terminacho) internacionales. Lo que ocurre es que el dinero del rescate lo recibe el Estado. No quedó claro por qué, si la apertura de la línea de crédito es buena, esa operación no se haya hecho hace cinco meses. Aseguró Rajoy que el rescate no iba a afectar al déficit público, lo que resulta incomprensible, porque el Estado debe pagar, de momento, los oportunos intereses del préstamo. Es imposible calcular a cuánto van a ascender porque ni De Guindos ni Rajoy dijeron cuál iba a ser el interés del préstamo o el tiempo para amortizarlo. Extraña ausencia. Resulta rarísimo que una persona pida un préstamo y no se entere de cuál va a ser el interés y el tiempo para devolverlo. Y más cuando se trata del equivalente de unos 20 billones de las futuras pesetas.

Rajoy nos alegró igualmente con la esperanza de que la Unión Europea (es decir, Alemania) no va a imponer condiciones o condicionalidades. No sé de nadie que conceda un préstamo sin condiciones. Ahora comprendo por qué el Gobierno está tan contento, "como no podía ser de otra manera".

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