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Amando de Miguel

El retiro complutense

No creo que, en principio, la identidad nacional se apoye demasiado en el idioma. Cuenta más la Historia, pero no vista como un campo científico sino como un hecho estadístico.

Me refiero aquí muchas veces a las palabras, pero en ocasiones hay que levantar la tapadera de la gramática para ver cómo va el guiso. Nos hemos reunido en el Parador de Alcalá de Henares (una joya) unos cuantos letraheridos. El propósito era desentrañar lo de la "identidad nacional española", tan maltrecha está la pobre. Nos convocaba Denaes, la asociación para la defensa de la nación española. Los anfitriones eran Santiago Abascal (hijo), Ricardo Garrudo y su equipo técnico. Los intervinientes (por el orden todavía alfabético): Gustavo Bueno (hijo), Serafín Fanjul, Pedro Insúa, Lourdes López Nieto, Amando de Miguel, José Miguel Ortí Bordás y Alejo Vidal-Quadras.

No me corresponde cronicar lo más interesante, que es el contenido de las intervenciones de todos los intervinientes. Resumiré solo lo que yo puede añadir, preocupado siempre porque la intelijencia (con <j> por favor) me dé el nombre de las cosas. En este caso, la "identidad" es un concepto psicoanalítico, que solo como metáfora puede aplicarse a una nación. La identidad nacional no tiene por qué ser excluyente de otros sentimientos. Así, yo puedo ser zamorano, español y europeo. Sin embargo, solo España es una nación. La prueba es que identificarse con lo español trae problemas.

No creo que, en principio, la identidad nacional se apoye demasiado en el idioma. Cuenta más la Historia, pero no vista como un campo científico sino como un hecho estadístico. La mayor parte de los españoles actuales nos sentimos como tales porque nuestros antepasados se relacionaron entre ellos y con los próximos. Tienen poco que ver que haya una lengua o varias. Hasta 1931 el idioma español no fue declarado oficial. Franco no lo consideró así; volvió a ser oficial en 1978. Para mí, esa declaración es un error. En toda Europa las naciones políticas (con Estado) comprenden poblaciones que hablan varias lenguas. Solo cabe la excepción de Islandia o Portugal. Es la Historia común lo que fundamenta la nación.

En la Europa contemporánea las naciones políticas comienzan cuando son independientes, cuando sienten que su Historia no es la del Rey sino la del pueblo. En España ese hiato corresponde a 1812, la Constitución de Cádiz. Esa es la nación contemporánea. Cabe el antecedente de la nación moderna, cuando se logra la unificación política y aparece la expansión política, geográfica, comercial o cultural. Ahí es donde cuenta el impulso que da una lengua literaria unificada. Casualmente, en 1492 se publica la primera gramática del español (la primera de las lenguas modernas) y comienza la epopeya americana. No es casual que Portugal y España sean las primeras naciones modernas. Todavía hoy conservan las mismas fronteras que hace más de medio milenio. Es una antigüedad excepcional en Europa.

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