Menú
Amando de Miguel

El ridículo del lenguaje político

En lugar de "empleados/as" dice "empleados" sin más. Gallardón, machista. Otra cuestión es que el parrafito discrimina a los hijos adoptivos, pues los padres no son los progenitores. Gallardón, racista.

No siempre el lenguaje de los políticos es ridículo. A menudo es correcto y en ocasiones puede llegar a ser brillante. Pero aquí nos fijamos en el extremo ridículo; criticar es lo nuestro.

Agustín Fuentes anota otro terminacho del politiqués: “apostar”. Se emplea para referirse al futuro, pero confundiendo la probabilidad con el deseo. Por ejemplo, el Gobierno “apuesta” por las energías renovables o el desarrollo sostenible.

Don Agustín destaca el abuso del sintagma “alarma social” para todo lo que puede crear interés o preocupación, aunque sea a unas pocas personas. Don Agustín cuenta el caso de que las abejas que se reproducen en espacios públicos ahora “crean alarma social”. Es decir, habría que eliminar a los productivos himenópteros o trasladarlos a espacios menos propicios. 

Lucas Eduardo Mendoza Contreras apunta que el diputado Durán y Lleida dijo lo de “presunto inocente” al referirse a Jaume Matas. Estoy de acuerdo en que se abusa hasta el ridículo de lo de “presunto”. Se oye, incluso, lo de “presunto asesinato”. Para mi gusto, ese adjetivo debería reservarse para el lenguaje judicial (jueces, fiscales, abogados). Fuera de ese círculo, si a mí me parece que un político es un ladrón o un aprovechado, resulta estúpido tener que anteponerle lo de “presunto”. Incluso aunque no se probara la culpa, yo podría seguir diciendo que a mí me parece un ladrón o un aprovechado. Hubo un buen ladrón que se arrepintió y Jesucristo le aseguró un lugar en el Cielo. Pero no se le ocurrió decir que era un “presunto” ladrón. Para nosotros será siempre “el buen ladrón”.

Como ejemplo de la degeneración de la lengua oficial (el “oficialés”), Jesús Laínz (Santander) me envía la siguiente perla. Es parte de un impreso del Ayuntamiento de Madrid para solicitar una ayuda de comedor escolar. El parrafito en cuestión dice: “No deberá presentarlo [el certificado] si el/la otro/otra progenitor/a es trabajador/a municipal, o aquellos empleados que no tengan incluido en la Declaración de la Unidad Familiar el/la otro/a progenitor/a del/de la niño/a para el/la que se pide la ayuda siempre y cuando el/la niño/a conviva con el/la solicitante y el/la otro/a progenitor/a no viva en el domicilio familiar”. Observo con asombro una falta garrafal en el párrafo transcrito. En lugar de “empleados/as” dice “empleados” sin más. Gallardón, machista. Otra cuestión es que el parrafito discrimina a los hijos adoptivos, pues los padres no son los progenitores. Gallardón, racista.

En Sociedad

    0
    comentarios
    Acceda a los 1 comentarios guardados