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Amando de Miguel

Errores y rectificaciones

La auténtica "hora" tendría que ser distinta en cada uno de los infinitos meridianos de la Tierra. Para salir de esa confusión hemos decidido que solo haya 24 husos horarios, que, a su vez, sufren rectificaciones por razones políticas.

Escribir es cortar y pegar, tachar y sustituir, rectificar, corregir errores, desdecirse, decirlo otra vez. Sólo el que escribe poco ignora todo eso.

No he explicado bien el uso tan ambiguo que tenemos sobre el tiempo cronológico. La "hora que es" constituye una información ubicua, está en los relojes públicos y privados, en el teléfono móvil, en el ordenador, en la radio, en la tele. Es una aparente exactitud, pero la auténtica "hora" tendría que ser distinta en cada uno de los infinitos meridianos de la Tierra. Para salir de esa confusión hemos decidido que solo haya 24 meridianos que determinan los 24 husos horarios, que, a su vez, sufren rectificaciones por razones políticas. Por ejemplo, los españoles convenimos que la hora oficial es la misma en Mahón que en La Coruña. Teóricamente, en La Coruña tendría que ser una hora menos que en Mahón. Pero lo más difuso y ambiguo es que el tiempo se nos pasa deprisa o con morosidad según nuestro estado de ánimo. Total, que la noción del tiempo cronológico se nos escapa de nuestra mente. Por eso decía San Agustín respecto al tiempo: "Sé lo que es si nadie me lo pregunta, pero si trato de explicarlo no sé lo que es".

Decía yo que José Mª Navia-Osorio "había asistido a un acto presidido por la ministra Aído en Gijón, que es la apoteosis de los lugares comunes". Con toda la razón, Manuel Cadaval me reprende, pues Gijón no es un lugar común, y menos la apoteosis de los lugares comunes. Se me trabucó la escritura. Yo quería decir que la ministra Aído era la apoteosis de los lugares comunes, y, mejor aún, el dichoso discurso que pronunció en Gijón. Sugería yo también que la señora ministra se cambiara el apellido para feminizarlo en Aída, tan lírico.

Susana Molledo (Bilbao) matiza que lo de "enervar" siempre ha sido "debilitar" pero que ahora quiere decir también "poner nervioso". Acepto el matiz. Sigue siendo muy divertido que una palabra signifique una cosa y la contraria. Pero esa es la gracia del idioma. Así, un nacionalista en España es quien reniega de la nación española.

María López Sabugo comenta mi crítica a la expresión "seguro de vida" que tiene dos acepciones: (1) "Seguro de vida para caso de supervivencia". Es una especie de pensión a partir de la edad que se estima en el contrato. (2) "Seguro de vida para caso de fallecimiento": se paga el capital asegurado a los herederos del asegurado. Reconozco la simplificación en la que yo caí por ignorancia. Doña María lamenta que no me refiera a "temas relativos a seguros". Le diré que acabo de dar una conferencia sobre el particular a los mediadores de seguros de Alicante y que gustó mucho (valga la inmodestia). Dado que este curso es el último que me permite el Estado para que imparta mis lecciones en la universidad, me dispongo a abrir mi curiosidad y enseñar a través de conferencias diversas sobre las materias más variadas. Ojalá pudiera haber dado Sociolingüística en los últimos cursos, pero esa asignatura no está en mi departamento de la universidad. Por eso ejerzo esa docencia a través de Libertad Digital, que es de las pocas libertades que nos quedan.

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