No se dice por no alarmar, pero las entidades financieras están registrando numerosos errores con los cambios del euro. Resulta difícil cuadrar. La población se ha decidido, animosa, a colaborar, pero los errores son inevitables. Hace meses la predicción de que el plazo real para tolerar los pagos en pesetas irían más allá de marzo. Es lo razonable. Hay un error difícil de desterrar aunque nos movamos en la nueva moneda. Es el de poner una cantidad en euros, pero pensarla en pesetas. Va a haber muchos sustos con ese despiste. Los números son siempre más traicioneros que las palabras.
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