Menú
Amando de Miguel

Explicación de errores

Me pregunta don Rubén por qué los nativos o residentes de León reciben el gentilicio de "cazurros". Lo ignoro. Supongo que, al ser una palabra afrentosa (= maliciosos, reservados, zafios) se la pusieron los de fuera.

Antonio Palacios Dacal comenta: "Me apena tener que disentir con usted en un tema clave como es el uso del lenguaje". Se refiere a mi tesis de que es mejor decir "la mayoría de los españoles opinan" que "la mayoría de los españoles opina". Mi opinión la interpreta como una "rendición ante lo vulgar". Concluye: "Le ruego que no ceda a la presión de la calle y trate, porque es usted muy leído por la gente, de esforzarse en el respeto a las reglas gramaticales". Vamos a cuentas. Primero, me alegra disentir de don Antonio (no "con" don Antonio). Segundo, la alegría no es por llevarle la contraria, sino porque mi preferencia se apoya en el sentido común y en el parecer de sesudos gramáticos. Por ejemplo, Diccionario panhispánico de dudas de la Real Academia Española, pág. 163. Tercero, en el asunto de los cuantificadores + de + sustantivo en plural (por ejemplo, "La mayoría de los españoles opinan") lo vulgar es precisamente poner el verbo en singular, como sostiene don Antonio. Luego mi opción no cede a la presión de la calle. También es verdad que lo del verbo en singular es una opción que prefieren algunos escritores americanos. En resumen, aunque yo mismo exprese algunas vacilaciones, seguiré diciendo "la mayoría opina" y "la mayoría de los españoles opinan". Es lo que me dice el oído, la lógica, el sentido común, la opinión de los gramáticos y un ramillete de compatriotas escritores a los que admiro.

Rubén González (México, leonés de nación), me envía su admiración por mi persona, pero me "lee la cartilla" por titular "El español del otro hemisferio" un artículo en el que me refiero a México. Precisa: "Mucha gente aún sigue pensando que México es parte de sudamérica". Creo que no me merezco la reprimenda de mi paisano. Claro es que México no forma parte de América del Sur, pero sí pertenece al otro hemisferio visto desde España. El hemisferio es la mitad (o una porción aproximada) de la Tierra según el corte que establecemos por el ecuador o por un meridiano. En este caso el corte podría ser aproximadamente la línea de Tordesillas, un meridiano del Atlántico. En la Constitución española de 1812 se habla elegantemente de "los españoles de ambos hemisferios" para indicar tanto a los de España como a los de las Indias y Filipinas. Ese fue el preciso sentido que yo le di al título de mi artículo, con el sentido más cariñoso posible. Creí que la alusión al texto primordial de 1812 se entendería fácilmente.

Me pregunta don Rubén por qué los nativos o residentes de León reciben el gentilicio de "cazurros". Lo ignoro. Supongo que, al ser una palabra afrentosa (= maliciosos, reservados, zafios) se la pusieron los de fuera. En Las Partidas se habla de las "palabras cazurras". Son las malsonantes o viles que no deben pronunciar las personas honradas. Ese nombre procede quizá de caço que en la lengua toscana equivalía al pene, dicho de manera grosera. Puede que caço y cazurro procedan del griego cacós (= malo), pero no me hagan mucho caso.

Son varios los libertarios que han cogido un gazapo que yo deslicé en un emilio anterior: "ni siquiera creo que hayan chuzos". ¡Qué horror! Naturalmente tenía que haber dicho "ni siquiera creo que haya chuzos". El verbo impersonal haber va siempre en singular. "Chuzos" no es el sujeto sino el complemento directo. Solo algunos hablantes catalanes o hispanoamericanos utilizan el plural con el verbo impersonal "haber". Pero esa excepción no exime de culpa a un castellano viejo como yo.

Antonio Olea Casas (Bueu, Pontevedra) recorta el titular de ABC sobre la caída al mar en Vigo de un helicóptero: "Sus dos tripulantes salieron ilesos por su propio pie". Reconozco que la situación descrita no es muy airosa si se toma literalmente, pero el DRAE permite una interpretación más amplia de "salir por su propio pie". Equivale a "valerse por sí mismo". En el caso del helicóptero caído al mar sus ocupantes se valieron por sí mismos y se salvaron sin ayuda. Eso es lo que significa que "salieron ilesos por su propio pie". Otro sentido de "por su propio pie" es "voluntariamente", aunque aquí no se aplique.

José Luis Ramos se queja de que en LD se escriba "antisemita" para calificar a los enemigos de los israelíes en el conflicto de Israel con Líbano-Siria-Irán. Arguye así: "Considero que no es correcto ese uso, en tanto en cuanto tan semitas son unos como otros". Técnicamente tiene razón don José Luis, pues tan descendientes de Sem son los judíos como los árabes. Solo que vaya usted a saber quién es descendiente de quién. En la práctica el término antisemita se reserva para los que se oponen a los hebreos, judíos o israelíes, no los enemigos de los árabes. De todas formas, yo prefiero decir "antijudíos" que "antisemita" por la razón apuntada. Pero no es un error el uso corriente de "antisemitismo" para agrupar a los que se oponen a los judíos. Curiosamente, hoy es más bien una tacha de la izquierda, así como en su día caracterizó más a la derecha. Antijudíos son, por ejemplo, Zapatero, Moratinos o Chaves (el de Venezuela). Personalmente me siento "projudío", aunque ese término no sea reconocido en los diccionarios. Casi todos los personajes de los Evangelios eran judíos, como lo fue San Pablo. Quizá haya que distinguir los "israelitas" (los hebreos de los tiempos bíblicos) de los actuales "israelíes" (los nacionales del Estado de Israel). Aun así, me declaro "proisraelí". No soy contrario a los árabes o a los musulmanes más que cuando se muestran como terroristas o cosa parecida.

Alejandro Martín Soto se lamenta de este pie de foto en un periódico: "Imagen de los últimos asesinados por un misil Katyusha". Con buen acuerdo, don Alejandro sostiene que los misiles no asesinan; lo hacen quienes los disparan. Añado que es el mismo error cuando se habla de "balas asesinas". Parece un exceso de retórica. Señala don Alejandro que en español hay un corto número de preposiciones, lo que hace imprecisas muchas frases. Por ejemplo, en contra de lo que aseguran los cronistas deportivos, no se gana "de" los tantos que sean, sino "por". Añado que el peor vicio del uso de las preposiciones es el abuso deen. Esa partícula es la que más abunda en español. Recuérdese el egregio comienzo del Quijote: "En un lugar de la Mancha…".

En Sociedad

    0
    comentarios