En las películas norteamericanas vemos tantas veces ese gesto de poner la mano sobre la Biblia y decir la verdad. Puede que mientan, pero el perjurio se castiga severamente, a no ser que medie algún “arreglo”. Entre nosotros no hay “arreglos” entre el juez, el abogado y el fiscal, pero lo de decir la verdad resulta extravagante. En España existirá el delito de falso testimonio, imagino. Sin embargo, lo cierto es que a casi nadie se le condena por mentir, como testigo, ante un tribunal. Lo que es más grave, no hay una sanción social cuando miente un hombre público.
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