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Amando de Miguel

Insulta, que algo queda

Alberto Bernaldo de Quirós (Madrid) me sugiere una forma elegante de insultar. Por ejemplo, dirigiéndose a un jefe de Gobierno: "Yo no creo que la mitad de sus ministros sean ladrones".

Quedamos en que una de las particularidades del idioma español es que permite insultar a placer, con una gama amplísima de recursos. No está muy claro por qué uno se irrita cuando se siente insultado. Naturalmente, hay insultos ingeniosos y otros groseros. El que insulta groseramente no suele tener razón.

Antonio Jorge Serra Mallol me cuenta una divertida historia del pueblo de su padre. "Se habían vuelto todos sus habitantes muy educados y mirados en el hablar. Así alguien dijo: "En este pueblo a los cerdos los llamamos flor de mayo y a las cabras antílopes". En ese momento bajaba por la calle el alcalde del pueblo, y uno de los vecinos comentó: "Por cierto, por ahí baja el antilopón del alcalde". A ver si no es finura.

Alberto Bernaldo de Quirós (Madrid) me sugiere una forma elegante de insultar. Por ejemplo, dirigiéndose a un jefe de Gobierno: "Yo no creo que la mitad de sus ministros sean ladrones". O también la versión más general: "Yo no le considero a usted medio idiota".

José Mª Navia Osorio narraba aquí aquellos tan triste del "Jódete Alarcos", dedicado a la muerte del insigne filólogo. Ahora resulta que el ciclista Pereiro ha tenido un accidente en la vuelta a Francia. El tal Pereiro se ha significado por sumarse al reciente manifiesto en pro de la lengua común. "Ayer la mujer de Pereiro denunciaba que estaba recibiendo mensajes insultantes en los que se alegraban del accidente de su marido: "¡Jódete Pereiro!". Yo consolaría a la mujer de Pereiro diciéndole que puede estar satisfecha de que a su marido lo consideren los nacionalistas al mismo nivel que a Emilio Alarcos.

José Antonio Martínez Pons narra el suceso de dos jovencitos que se están peleando en el patio del instituto y a quienes don José Antonio tuvo que separar. Uno de ellos farfulló: "¡Es que me ha insultado! ¡Me ha llamado gay!". Esa es la España real.

José Mª Navia Osorio se queja de que hayan sido desterradas palabras comoidiota, débil mental o imbécilpara calificar los estados de ínfima inteligencia. Se consideran "términos estigmatizantes". En su lugar se propusosubnormal, pero acabó siendo afrentoso. Ahora estamos en lo de "CI bajo" (CI= coeficiente de inteligencia"). Por lo mismo el "mongolismo" ahora es "síndrome de Down" y pronto pasará a ser "trisomía 21". Pregunto: ¿Qué pasará cuando alguien objete que lo detrisomía 21es también un estigma? Imagino que el flamante Ministerio de la Igualdad decretará que "todos los ciudadanos y ciudadanas tienen derecho a tener el mismo coeficiente de inteligencia". Habría que añadir "todos y todas, incluyendo los ministros y las ministras".

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