Se habla ahora mucho de la “ablación” sin más, naturalmente para condenarla. No tiene mucho sentido, porque la ablación es cualquier forma de cortar o extirpar una parte del cuerpo. Puede ser una verruga, las amígdalas, el apéndice, etc. Lo fundamental es que se haga con propósitos útiles y con medios quirúrgicos. Lo rechazable es la mutilación para hacer daño, como castigo. Una forma especialmente condenable es la ablación del clítoris. Se practica en algunos países africanos como rito ancestral. No debe admitirse en las costumbres españolas. Pero hay que decir “ablación del clítoris”. Lo que en otras partes puede defenderse incluso como tradición religiosa, en España es un atentado contra la dignidad humana. Es un interesante conflicto del choque cultural que significa la inmigración.
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