Menú
Amando de Miguel

La batallona cuestión de las lenguas y los territorios

Respecto a la oficialidad de las lenguas, yo preferiría que el español no fuera idioma oficial de ningún sitio, como no lo fue durante siglos, los de oro.

La lengua es la tierra (Hesíodo), La Tierra es el viento (Zapatero). El viento es la vida (Anaxágoras). La vida es la evolución (Darwin).

Después de estas citas científicas, vayamos a lo nuestro. 

Por fin apareció María José Varona, riojana, que nos aclara el significado del verbo "aunecer". Quiere decir "cundir", especialmente para la comida. Por ejemplo, las menestras son más aunecidas que los asados, porque en las primeras no se reduce la parte comestible y permiten añadir muchos complementos. Creo que Julián Marías se refiere de pasada a ese peculiar verbo "cundir" (ahora también "aunecer"), que resulta intraducible a otros idiomas. Añado que no estaría mal que, en estos tiempos de crisis, aprendiéramos a administrar mejor la despensa para aunecer la comida. Por ejemplo, es mejor comprar la merluza entera; de ese modo, con la cabeza y la espina se apaña una sopa.

Enric me compara con "cualquier pelagatos" que se atreve a "rebuznar y pronunciarse contra el catalán en los términos minorativos o directamente ignorantes de la historia y de la realidad política". Todo porque digo que el catalán nunca ha sido oficial en un Estado independiente. Para justificar su insulto, don Enric me señala el caso de Andorra, un Estado independiente con el catalán como idioma oficial. Bueno, entiendo que Andorra es un caso un poco raro, a la par que minúsculo. La dignidad del idioma catalán está en su magnífica literatura, en ser una lengua románica o romance. No hace falta que sea oficial de un Estado para gozar de una enorme significación oficial. La pierde un poco cuando los nacionalistas catalanes tratan de arrinconar el idioma español y cuando contestan con insultos a los razonamientos. Más aún, cuando todo eso lo hacen ocultando el apellido. Con mi apellido por delante digo que me siento orgulloso de que el catalán sea un idioma de España. En la vida se me ocurriría decir algo "contra" el catalán. Sería algo tan estúpido como decir algo "contra" el sistema métrico decimal o los afluentes del Ebro por la izquierda. Respecto a la oficialidad de las lenguas, yo preferiría que el español no fuera idioma oficial de ningún sitio, como no lo fue durante siglos, los de oro.

Jesús Valenciano (Madrid) resuelve la cuestión de las lenguas regionales de la forma siguiente: puesto que la Constitución reconoce el "derecho" a usar el castellano por todos los españoles, llamemos a los topónimos en castellano cuando queramos. O también, rotulemos en castellano cualquier letrero que nos dé la gana. Ahí queda eso.

José María Nava-Osorio sospecha que no hay ningún escritor que escriba sólo en bable. Lo más cercano a ese ideal es Milio Rodríguez Cueto, que ha publicado libros en bable y alguno también en castellano. No escribe en el bable ortodoxo o académico sino en el popular de Gijón.

José Antón (Oviedo) reconoce que hay más escritores que publican en bable, como Xuan Bello. Me alegro.

En Sociedad

    0
    comentarios
    Acceda a los 1 comentarios guardados