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Amando de Miguel

La firma ilegible

En la “mili” nos enseñaban que la firma había de ser legible. Tenían razón. Así se practica en muchos países civilizados. En el nuestro solo firman de manera legible los analfabetos virtuales y algunas personas exquisitas. Es un mal uso. De hecho, debajo de la firma tenemos que poner el nombre y apellido con todas las letras. Es decir, firmamos dos veces. La cosa tiene poco sentido. El garabato que pasa por firma es perfectamente falsificable. Realmente, la mejor firma es la huella dactilar, que es la de los analfabetos confesos. La más científica sería una pequeña muestra del ADN.

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