Menú
Amando de Miguel

La legalidad

Ya se sabe que el español es idioma poco propicio a los abstractos. Pero hay uno que ha cuajado con asombroso éxito: la legalidad. Tanto es así que ha desplazado a la Ley, así con dignísima mayúscula. La legalidad es el simple y administrativo ordenamiento jurídico, el Aranzadi en pasta, o ahora en cederrom. En cambio, la Ley no es sólo la norma objetiva sino los principios en los que se inspira. Hay muchos ejemplos actuales en los que parece respetarse la legalidad pero se vulnera la Ley. Un Parlamento regional puede negarse a cumplir una sentencia del Tribunal Supremo y no pasa nada. Es más, ese mismo Parlamento puede decidir la convocatoria de un referéndum. Ya no se habla del “imperio de la Ley”, como decían nuestros mayores, realmente mayorcísimos. Ahora nos contentamos con el “respeto a la legalidad”, que no es lo mismo. La Ley es el eco maravilloso de la lex quiritaria después de tres mil años de cultura. La legalidad es la triquiñuela para ir tirando. No digamos cuando se habla de la “legalidad internacional”, que es casi una contradicción.

0
comentarios