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Amando de Miguel

Las esdrújulas

Reitero el extraño prestigio que tienen las palabras esdrújulas en nuestro idioma. A veces, con razón. Por ejemplo, a mí me gusta más “homeóstasis” que “homeostasis”, a pesar de lo que diga el Diccionario. Se refiere al equilibrio o autorregulación del organismo humano. Menos justificación tiene lo de “avíspero” que acabo de oír a una presentadora en Tele Madrid. Quizá se produzca aquí una contaminación con “níspero”. Otra cosa es que, por sistema, los discursos de políticos o periodistas tiendan a cargar el acento tónico en la primera sílaba de las palabras y en las voces átonas por ser monosilábicas. Se trata simplemente de un recurso retórico que no tiene mucha justificación. Puede ser una mala imitación del inglés o un modo de dar énfasis a un discurso falto de contenidos. Sea como sea, la práctica resulta un tanto aberrante cuando se prodiga.


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