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Amando de Miguel

Las tertulias, mi obsesión

A riesgo de ser pesado, volveré a decir que no entiendo por qué en algunas tertulias suelen hablar dos o tres personas a la vez. Mi experiencia me dice que quienes más hablan, dicen más tonterías.

No solo participo en algunas tertulias de la radio o de la tele. Además, soy un fiel seguidor de todas las demás que puedo. Es un género que me fascina. No me importa mucho que algunos turiferarios del Gobierno interrumpan mis intervenciones. Yo no suelo interrumpir a los demás, y eso me permite que se me escuche con cierta atención.

Varios libertarios se lamentan de que yo no participe en las tertulias de esRadio. Yo, también. Tengo un buen recuerdo de las tertulias de la Cope con Federico, Luis, César y la compaña. Una vez que me afilié a la tertulia de Carlos Herrera, se me hizo imposible ir a más tertulias de radio. Alguna vez me invita Dieter Brandau a la tertulia de los catedráticos en la tele de LD. Me encuentro como en casa. Es una tenida libresca que me encanta. Participo esporádicamente en otras tertulias de diversas teles. En todas me encuentro muy a gusto. Me quedo extasiado ante las intervenciones de algunos contertulios, sobre todo los que necesitan demostrar su ávida facundia.

Como no podía ser menos, Pedro Campos me dirige la última andanada: "Me preocupa su empeño, el de todos ustedes, en crear enfrentamientos, en fomentar el odio, en buscar revanchas, en avivar el guerracivilismo". Lo de "ustedes" supongo que se refiere a los comentaristas de Libertad Digital, o quizá a los tertulianos que no somos de izquierdas. La verdad, me parece un juicio injusto. Es más, se amoldaría mejor a las intervenciones de algunos turiferarios del Gobierno. Una vez más, la envidia es mala consejera.

Claro que lo anterior no es nada al lado de la opinión de Santos Martínez. Dice el hombre: "Esa cosa de las tertulias [de la radio y de la tele] está compuesta, con escasísimas excepciones, fundamentalmente, por oportunistas pesebreros y dóciles e inofensivos comunicadores". Me gustaría saber a quién se refiere. Don Santos considera que las tertulias son un "auténtico chollo para los invitados". Y añade, "todo sea por la hipoteca, ¿verdad don Amando?". No es verdad. El verdadero "pesebre" está fuera de las tertulias y se da de comer solo a los que inciensan al Gobierno. No creo que me toque nada de esa colación cuando tengo dicho que Zapatero tendría que ser procesado por arruinar al país y por haber facilitado la legalidad de los terroristas vascos. Sencillamente, es el peor gobernante que ha tenido España desde Fernando VII.

Pedro V. Echebarría interpreta que los que me insultan en este espacio no consideran esa acción como una molestia sino como "una actividad reparadora, un desahogo, un bálsamo que sosiega la pesada carga de su odio, al imaginarte, entre pasmado y herido, asimilando su envenenado correo". Es decir, "pura terapia". Menos mal, me quedo más tranquilo si los que me insultan se valen de ese trámite para aliviar su resentimiento. Sin embargo, ¿no sería más sencillo y más efectivo que los insultadores pasaran por el psicólogo?

A riesgo de ser pesado, volveré a decir que no entiendo por qué en algunas tertulias suelen hablar dos o tres personas a la vez. Mi experiencia me dice que quienes más hablan, dicen más tonterías.

Nota: el próximo martes, día 28, presento el libro de Santiago Trancón, Memorias de un judío sefardí (Infova ediciones). El acto se celebrará en el CEU de Madrid (Julián Romea 23). Absténganse los nazis de todos los partidos.

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