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Amando de Miguel

Latín para andar por casa

La expresión latina es motu proprio (= espontáneamente, de forma voluntaria). Lo que ocurre es que esas dos sílabas seguidas pro-pri son de difícil pronunciación para los hispanoparlantes.

Gabriel Moncalián Arsuaga (Cantabria) comenta que en la vida española prácticamente han desaparecido las referencias al latín. Ya solo quedan algunas frases tópicas, como honoris causa o cum laude. Recuerda don Gabriel la anécdota del ministro franquista José Solís, quien pidió "menos latín y más deporte" con la pregunta retórica de "¿para qué sirve el latín?". Adolfo Muñoz Alonso, un ideólogo del franquismo, le respondió: "Ministro, el latín sirve para que tú, nacido en Cabra, seas egabrense". Don Gabriel se fija en el comunicado de TVE sobre la censurada entrevista de Jesús Quintero a José María García. El comunicado se apresuró a decir que solo ofrecían la parte de la entrevista que se refería a la crítica de García a TVE. De esa forma, daban a entender que la censura no era para evitar esa crítica. Concluye el de Cantabria: Excusatio non petita, accusatio manifesta. Es decir, el que adelanta excusas no pedidas, confiesa su culpabilidad.

José María Navia-Osorio anda hecho un lío. En la radio ha oído decir de motu propio. El asturiano tenía entendido que lo correcto era motu proprio. Por otra parte, en su tierra se oye decir: "P’al mi motu propio ‘tas confundío". No hay mucha discusión. La expresión latina es motu proprio (= espontáneamente, de forma voluntaria). Lo que ocurre es que esas dos sílabas seguidas pro-pri son de difícil pronunciación para los hispanoparlantes. Así que del latín proprius (= perteneciente a cada uno) hemos derivado propio y propiedad.

Hug Banyeres me señala que, según Raimundo de Miguel, no hay parentesco entre laus (= alabanza) y laurea (= laurel). No estoy de acuerdo. Precisamente don Raimundo recoge laurus (= corona de laurel) como derivado de laus (= alabanza). Laurus es también "victoria". Laus equivale a "gloria". Insisto en que las dos palabras se hallan emparentadas. En distintos idiomas europeos el fonema lau está presente en palabras que significan "pago, premio". En español tenemos también galardón, logro y lucro.

Luis Palomino insiste en que los griegos o los romanos "nunca utilizaron coronas de laurel como distinción de honor o valor". En todo caso, añade, eran coronas de hierba o de hojas de roble. No soy lo que se dice un humanista, pero tengo mis dudas sobre la afirmación de don Luis. Espero que algún latinista pueda echar su cuarto a espadas en esta cuestión. ¿Es que no se otorgaban coronas de laurel en los juegos florales? Sigo en mis trece: laus y laurea son voces emparentadas. El cum laude académico alguna afinidad debe de tener con el dichoso laurel.

Sobre el fenómeno de la permanencia del latín en la lengua inglesa, Alfonso Andériz señala el uso de cantab. (= abreviatura de Cantabrigian o Cantabrigensis) para los graduados por la Universidad de Cambridge (Universitas Cantabrigensis) en el Reino Unido. Está bien observado. Algo así tenemos en España con la Universidad Complutense, solo que no está en Alcalá de Henares (= Cómplutum) sino en Madrid. Es un caso descarado de apropiación indebida de un gentilicio. Es como si una universidad de Londres se llamara Oxoniense.

Juan de la Fuente aclara que el sufijo –culum significa "instrumento para". De ahí, speculum (= espejo, instrumento para ver) y luego su cultismo espectáculo. Por otro lado –sigue don Juan– hay otro sufijo –culus, que da idea de pequeñez. Por ejemplo, partícula o capítulo. Muy bien visto. Lo malo es que, para el profano, no hay forma de saber si una palabra deriva de uno u otro sufijo.

Rafael Agüera me recuerda que, además del título de máster, ahora se ha introducido también el de magister. Bienvenida sea tanta ilustración. Valga solo la reserva de que muchas veces esas palabras se escriben sin la correspondiente tilde. Máster viene del inglés y magíster del latín. La voz inglesa procede del latín. Ambas significan "maestro". Es lástima que haya casi desaparecido la voz "maestro" en español. En su día se dijo maese o maestre. Ni siquiera hay ya "maestros barberos". Es lástima.

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