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Amando de Miguel

Logomaquia y logorrea

Son innúmeras las palabras de moda que tachonan las declaraciones de políticos o los comentarios de tertulianos. Anoto solo algunas: marco, ámbito, apuesta, de referencia. Con una docena más se puede componer cualquier discurso y el orador queda bien.

El idioma español de la selva burocrática puede resultar tan absurdo como divertido. Antonio García Vilanova comenta que "fui multado por no llevar puesto el cinturón de seguridad". El papelito oficial añade que "no se pudo entregar copia de la multa al conductor por estar ausente del vehículo". Perfecto ejemplo de sindéresis. Por fortuna, en ese caso se ganó el recurso.

G. Sánchez agradece que, al referirme yo al aniversario del asesinato de Miguel Ángel Blanco, especificara "el secuestro, la tortura y el asesinato". Sí señor, a cada uno lo suyo. Los autores, cómplices y correligionarios de tamaño crimen no lo han condenado. Es más, cobran del erario...

Jesús Lainz comenta algunas divertidas etiquetas de ciertos productos tradicionales. Por ejemplo, el orujo Hijoputa, muy comentado porque encuentra dificultades para comercializarse fuera de España. No comprenden que esa voz puede ser francamente ponderativa. Está también un apreciado dulce de avellanas con el marbete de Cojones del Anticristo, una expresión que utilizó en su día el Beato de Liébana. Don Jesús se pone nostálgico y recuerda el clásico "Los rojos no usaban sombrero", el eslogan comercial de una sombrerería de la posguerra. O también la loción antiladillas que decía: "Aceite inglés, que todo el mundo sabe para lo que es".

Juan Luis Hoyos anota algunos vicios del lenguaje público, de políticos y tertulianos. Por ejemplo, la locución "soy de los que pienso" en lugar del más escueto "pienso" o del más auténtico "soy de los que piensan". Hay algunas palabras de moda que resultan particularmente malsonantes. Por ejemplo "gobernanza" (que a nuestro hombre le suena a "pitanza") o una expresión tan retorcida como "tratarle de robar" en lugar de "tratar de robarle".

Jorge González y Argüelles de Miranda anota otra moda: el gusto por la voz "decantarse", que viene a ser un sinónimo cursi de "decidirse". Más ñoño me parece a mí lo de "sí o sí" para remachar que una decisión es irrevocable o necesaria.

Otra moda es hablar mucho de "fortalezas" para referirse a los aspectos positivos de una organización. Mi moda favorita es el adjetivo "complicado", que no es lo contario de simple sino lo extremadamente dificultoso o problemático. Así, la amenaza de una borrasca es "un tiempo complicado", como también sirve para calificar la quiebra de una empresa o el despido de muchos trabajadores.

Son innúmeras las palabras de moda que tachonan las declaraciones de los políticos o los comentarios de los tertulianos. Anoto solo algunas: marco, ámbito, apuesta, de referencia. Con una docena más como esas se puede componer cualquier discurso y el orador queda muy bien. Quien haya seguido esta seccioncilla puede componer un completo diccionario para hablar en público, algo que en España no se enseña en la escuela. Bueno, tampoco se enseñan otras muchas cosas necesarias para la vida.

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