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Amando de Miguel

Los breves minutos y el largo etcétera

La relación de los españoles con el tiempo merecería un tratado entero. No es ocasión de emprender tal concienzuda tarea. Bastará decir que, al referirse a las unidades de tiempo, los españoles suelen relativizar su medida. Así, hay días que se hacen especialmente largos. A una embarazada la expresión cortés es desearle “una hora muy cortita” (para que sufra lo menos posible). Tampoco hay que abusar de esa consideración tan relativa del tiempo cronológico. Es el caso de la expresión “breves minutos” que emplean tanto los oradores o los periodistas. Los minutos son todos de 60 segundos, aunque a veces nos puedan parecer eternos y otras fugaces. No conviene abusar de esa licencia. Menos sentido tiene la expresión “y un largo etcétera”, pues todos los etcéteras tienen parecida duración, realmente indefinida. Esos juegos retóricos se utilizan cuando no se sabe muy bien qué decir o cómo describir una situación. Es un aviso para los retóricos, especialmente los que lo son sin saberlo.

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