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Amando de Miguel

Metáforas del disimulo

Es evidente que España es la tierra del disimulo y la apariencia. Son innúmeras las expresiones populares que se refieren al arte de fingir, de ocultar los sentimientos. Recuerdo algunas: llamarse andana, poner cara de póquer, con la que está cayendo, mirar para otro lado, tener mucha cara o un morro que se lo pisa. El pícaro es una figura literaria muy popular, pero también es un personaje común, que nos rodea por todas partes. El pícaro es el que sabe fingir como nadie, el que engaña y malicia con personal aprovechamiento. El lenguaje sirve admirablemente a esos propósitos, pues con las palabras se puede mentir sin medida. No hay por qué faltar a la verdad de modo expreso. A veces basta con tirar la piedra y esconder la mano o hacerse el sueco. Claro que el arte de fingir es difícil. No pocas veces lo que se consigue es lo que dicen en Andalucía: el disimulo de Antequera, la cabeza tapada y el culo fuera.


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