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Amando de Miguel

Neologismos y arcaísmos

Don Luis se topa en otra obra de Galdós con la expresión "oler lo de Arganda"; quiere saber qué significa ese extraño aroma. Francamente lo ignoro. ¿Habría en Arganda alguna fábrica de jabón?

Ignacio de Despujol y Coloma (Valdemoro, Madrid) arguye que la única traducción correcta de spónsor es "patrocinador". En efecto, la definición del DRAE va por ahí, aunque no es precisamente un modelo de buen decir: "Patrocinador: Que patrocina. Dicho de una persona o una entidad que patrocina una actividad frecuentemente con fines publicitarios". [No está claro qué es lo que es frecuente: el patrocinio o los fines publicitarios]. A mi entender, el patrocinio es algo distinto de la publicidad, aunque solo sea –como dice don Ignacio– porque el patrocinio desgrava fiscalmente y la publicidad no. El patrocinio se entiende como una función que da prestigio a una empresa o una marca, al figurar como donante en alguna actividad con un interés público. El patrocinador "vende imagen", mientras que la publicidad "vende producto". Ante la posible confusión entre patrocinio y publicidad, lo mejor es que el patrocinador sea considerado como espónsor. Es un neologismo que ya está en la calle y no lo podemos evitar.

Félix Moradás recuerda una frase de Felipe González hace algún tiempo: "Un Gobierno responsable no puede hipotizar el futurible". Como ejemplo del politiqués no está mal. Lo de hipotizar es claramente la traducción de to hypothesize (= hacer una hipótesis). En inglés es muy fácil derivar un verbo de un sustantivo. Ojalá hubiera la misma facilidad en español. Sería más lógico decir hipotesizar. Lo de futurible es más corriente. Se refiere a "lo que podría suceder en el futuro" o "lo que podría haber sucedido si se hubieran dado determinadas condiciones". Ese último sentido es un concepto que ya utilizaban los escolásticos de Salamanca al plantearse, por ejemplo, distintos supuestos de salvación de un alma. Los historiadores actuales hablan de los argumentos counterfactual (= contrafactuales o contrafácticos) para referirse a esa técnica escolástica de los futuribles. Por ejemplo, ¿qué habría pasado si los norteamericanos no hubieran logrado realizar el desembarco de Normandía?

Juan Ponce vuelve a la carga sobre la denominación correcta que habría que dar a los "molinos" que generan electricidad mediante la fuerza del viento. Ofrece varias opciones. Me quedo con la más expresiva: DEPE (= Dinamo Eolo Productores de Electricidad). No deja de ser curioso que un sistema tan caro y poco eficaz para producir electricidad al final se haga rentable, pues el viento es gratis. Todo consiste en que el precio del petróleo siga subiendo. Antes de que acabe este primer decenio del siglo veremos que el precio del barril del petróleo llega a los 200 dólares. Nótese que la mayor parte de esa subida se la queda bonitamente el Fisco. No he visto yo que el Estado reduzca la parte de los impuestos de los combustibles. Sería la forma más justa de evitar el descontento de los transportistas, los autobuses, los taxistas y los pescadores, entro otros. Aunque, a la larga, si la demanda sigue subiendo y la oferta es un oligopolio, el precio volvería a ascender.

Luis Martin Jadraque insiste en que se debe decir "por de contado" y no "por descontado", como yo aduje en un correo anterior. La prueba para don Luis es que un personaje de Galdós dice "por de contado". En efecto, esa fue la expresión original en el siglo XIX para indicar que algo se daba por supuesto. Pero las lenguas evolucionan (solo que lentamente, como los glaciares) y el "de contado" inicial es ahora "descontado". Es muy corriente en la jerga actual de los economistas y analistas financieros. Don Luis se topa en otra obra de Galdós con la expresión "oler lo de Arganda"; quiere saber qué significa ese extraño aroma. Francamente lo ignoro. Espero de algún libertario curioso que nos aclare ese significado. ¿Habría en Arganda alguna fábrica de jabón?

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