Los actores del drama humano son personas de edad de trabajar. El mundo está “laboralizado”. No hay más que ver los que salen en los anuncios, en las noticias. Apenas hay niños o viejos. Habrá que compensar ese sesgo. Prometo ocuparme mucho más de los extremos de la pirámide demográfica, hoy tan preteridos. No solo deben ser protegidos. Habrá que investigar mejor qué significa ser niño o ser viejo. No serán actores de la función, pero sí espectadores privilegiados, porque están dentro del argumento. Niños, la mejor inversión. Viejos, los mayores activos. Entre medias, los que fueron, los que serán.
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