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Amando de Miguel

Nombres propios y apropiados

Antonio Pombrol Pérez me remite una asombrosa lista de nombres propios oídos en Canarias. Selecciono unos cuantos: Anfara, Coeli, Daisy Omara, Ekaterine Teresa, Modesta Wenwfrida, Naomí del Carmen, Ruyman.

Manuel Herrera recuerda que "los anarquistas fueron fecundos en aportaciones pintorescas a la manera de nombrar a la gente. En mi pueblo natal había dos hermanos cuyos nombres eran, respectivamente, Fraternal e Himalaya". Un amigo de don Manuel tenía tres nombres de resonancia anarquista: Germinal, Zula y Pi y Margall. Al hacer la mili, el hombre pasó a ser Francisco. Cuenta don Manuel que en Jaén hay un pueblo cuya patrona es Nuestra Señora de los Cuadros y el patrón San Marcos. En su virtud, no son raras las parejas de Marcos y Cuadros.

Andrés Olivera García recuerda el nombre de un compañero de trabajo en Portugal: José Alegre Cantante. Según cuenta don Andrés, en Portugal la onomástica resulta bastante complicada. Primero se añaden los apellidos de la madre y luego los del padre, pero en la práctica se utiliza el último apellido, que es el paterno. Además, las mujeres, al casarse, toman el apellido del marido, lo que supone una complicación para los registros del personal en las empresas. A don Andrés le sucede que en Portugal le convierten el apellido en "Oliveira" con el consiguiente quebranto burocrático. Supongo que, si fuera a vivir a Galicia, también sería "Oliveira". Si yo fuera otra vez a Cataluña, tendría que llamarme "Estimant de Miquel". Es de risa, pensar que el Estado pueda decidir cómo nos tenemos que llamar los sufridos contribuyentes. Claro que también se preocupa ahora de si comemos hamburguesas o tomamos vino.

Tomás Mira Gómez (Almoradí, Alicante) me cuenta que en su pueblo se veneran las imágenes de San Abdón y San Senén como protectores de la huerta contra el pedrisco. Se les llama cariñosamente "los santicos de la Piedra". Añado que los originarios Abdón y Senén fueron dos amigos mártires de la época de Diocleciano.

Antonio Pombrol Pérez me remite una asombrosa lista de nombres propios oídos en Canarias. Selecciono unos cuantos: Anfara, Coeli, Daisy Omara, Ekaterine Teresa, Modesta Wenwfrida, Naomí del Carmen, Ruyman.

Breogán Rey es un experto en antroponimia, el saber que se ocupa de los nombres propios. Observa don Breogán (así llamado; no es un seudónimo) que en las zonas rurales se conservan muchos nombres latinos o griegos (Abundio, Eulogio, Constantino, etc.). En cambio, en las zonas urbanas penetran más los nombres de origen germánico (Roberto, Ricardo, Rodrigo, etc.). Don Breogán opina que la conservación de nombres clásicos en el pasado se debía a que "la gente leía más libros y leía más Historia". Hoy ese conocimiento ha sido sustituido por la tele y de ahí los Kevins y las Jénnifers. Puede ser.

Está casi todo dicho sobre el original nombre "María de la O". Alejandro Uli Ballaz (latinista) aporta una interesante observación:

El pueblo cristiano celebra el día 18 de diciembre la festividad de Nuestra Señora de la Esperanza, en la ardiente espera del nacimiento de Jesús. Pues bien, el día 17 de dicho mes (víspera de esta festividad) da comienzo, antes del Magnificat, una serie de antífonas mayores llamadas Antífonas de la O porque empiezan todas por la interjección Oh y dura hasta el día 23 inclusive, víspera de la Navidad. Algunos liturgistas aventuran su origen a los siglos VII-IX. El inicio de tales antífonas es: O Sapientia..., O Adonai..., O Radix..., O Clavis..., O Oriens..., O Rex..., O Emmanuel... Como puede comprobar, con las iniciales de dichas antífonas, empezando por la última, se forma el acróstico ERO CRAS, vendré o estaré mañana.

Diego Durán aporta una curiosidad onomástica más. En su pueblo, Campanario (Badajoz), tienen por patrona a la Virgen de la Piedra Escrita. En su virtud hay muchas mujeres que se llaman Piedra Escrita o simplemente Piedra.

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