Desde que los Reyes Magos vinieron de Oriente, siempre hemos tenido una idea misteriosa y vaga sobre las tierras que comprende. Los medios de comunicación nos hablan continuamente de Oriente Medio para referirse a las disputas de Israel con sus vecinos. Pero entonces, si ese es el Oriente Medio, ¿cuál es el Oriente Próximo? ¿Y el Cercano Oriente? Sería demasiado arbitrario suponer que, para nosotros, los españoles, Grecia o Italia fueran el Oriente Próximo o Cercano. Es todo tan relativo, y al final absurdo, como llamar Levante a Valencia, cuando, para los de Baleares, Valencia sería el Poniente. Bueno, en Madrid llamamos Plaza de Oriente a la que está justo en el Occidente del caso urbano.
Ya que existe una convención sobre el Oriente, respetémosla. Conste que la convención es la mirada de los europeos occidentales. En ese caso, el Oriente sería el equivalente de Asia. Así, el Oriente Próximo serían las tierras asiáticas más cercanas a Europa. Pero ¿qué hacemos con Egipto, incluido tantas veces en esa “región”? Por lo mismo tendría que comprender también a Turquía, que casi nunca se corresponde con esa vaga región de Oriente Próximo.
Siguiendo con la lógica geográfica, el Oriente Medio iría desde Irak a la India, más o menos. A partir de Bangla-Desh todo lo que queda de Asia sería Oriente Lejano o Extremo. Para complicar las cosas, el Manual de Estilo de El País incluye en el Extremo Oriente a Australia y Nueva Zelanda. ¿Y por qué no Hawai? En realidad, esas tierras de Oceanía podrían ser también Extremo Occidente. Así fueron para la lógica de Magallanes.
El error más grave es el más común, considerar que Israel o incluso Egipto forman parte del Oriente Medio. Para mi gusto, lo mismo que decimos Europa Occidental y Europa del Este, habría que convenir en que hay Asia del Este, del Centro y del Oeste. Pero esa propuesta no la va a aceptar nadie. Así que seguiremos con los líos.
En Sociedad
0
comentarios
Servicios
- Radarbot
- Libro