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Amando de Miguel

Personal y transferible

Opino que Zapatero haría bien en no conceder muchas entrevistas. Callado, tiene un aire de cierta dignidad.

Javier Javier me lee la cartilla: "Está usted radicalizándose mucho. Vaya por delante que no me extraña en absoluto tal y como están las cosas. A mí me pasa igual [...] El problema es que usted habla en los medios y pierde mucha influencia si se muestra tan extremo. Así que, don Amando, le pido moderación y que exponga sus argumentos con más tranquilidad. Así le harán más caso y conseguiremos antes que este Gobierno infame se vaya a su casa."

Agradezco mucho el consejo de don Javier. Es verdad que, siendo yo tan moderado, últimamente emito juicios radicales, terminantes. Pero es que la realidad política que observo se me presenta cada vez más extremista, intolerante, atrabiliaria. En mi vida profesional me siento más atacado que nunca por el simple hecho de ejercer mi menester de profesor, comentarista, escritor. Podría citar varios ejemplos de escritos míos recientes que han sido censurados por personas particulares que temen no sé qué represalia del poder. Un último caso. Los catedráticos de Universidad, al llegar la edad de jubilación, pueden adquirir una prórroga por tres años que les permite seguir dando las clases y demás obligaciones académicas. La retribución neta es poco más de 300 euros al mes que se añade a la pensión (pues ya no se cobra el sueldo). No es mucho, pero puede más la vocación. Esa categoría es la de "profesor emérito". Normalmente se concede de modo automático, supuesto un currículum mediano. Ahora bien, en mi caso particular, la Junta de Facultad ha emitido un informe en el que se dice que yo no estoy capacitado para desempeñar el puesto de profesor emérito. Supongo que no es porque mi currículum sea menguado (he publicado 120 libros) sino por mis opiniones en clase, en la radio, en la tele, en los medios escritos o quizá también aquí, en LD. ¿Cómo no voy a radicalizarme ante un contradiós tan miserable? Por otro lado, el suceso prueba que el resentimiento es la marca definidora de la izquierda.

El suceso es puramente anecdótico y personal, pero es auténtico y revela un estado de opinión que repercute en la generalidad de la vida española. Podría citar otros varios ejemplos de intolerancia y censura, en los que interviene la degradación política a la que ha llegado la vida pública en España. Dejaré ese proyecto para la redacción de mis Memorias. Calculo que tendrán que ser póstumas y en inglés. Ahí se verá que, ante el cúmulo de tropelías en las que he sido víctima, me he comportado de forma bastante pacienzuda y moderada. De todas formas, agradezco el prudente consejo de don Javier.

Puesto que estamos con asuntos del léxico, no puedo menos de recordar la observación que me hacía hace unos días un lingüista de reconocido prestigio en un congreso de su especialidad. Venía a decir que emérito es un cultismo. Eméritum era el soldado a quien se le daba un premio por haber cumplido muchos años de servicio. Por la natural evolución del lenguaje, el eméritum tendría que haber dado en castellano emierdo. Supongo que es un chiste de lingüistas.

José Mullor asistió al espectáculo televisivo del programa de Telemadrid que conduce Ernesto Sáenz de Buruaga en el que yo participé. Agradezco su encomio: "Estuvo usted genial, sobre todo cuando le paró los pies al esperpento ese llamado María Antonia Iglesias [...] Esa grosera y maleducada comisaria política de zETAp acojona a todos, pero con usted encontró la horma de su zapato. Enhorabuena, le grité un ¡olé tus huevos!". Creo recordar que la frase "¡olé tus huevos!" se la puso en un telegrama el Rey Alfonso XIII al general que dirigió el desembarco de Alhucemas.

Antonio del Saz me felicita por el sentido común con que revisto mis intervenciones en el programa de Telemadrid, Madrid opina (Ernesto Sáenz de Buruaga). Gracias por el comentario. Como contraste, don Antonio intentó ver ese mismo sentido en una entrevista que hizo Carlos Herrera a Zapatero. Las respuestas del presidente le resultaron decepcionantes: "verborrea insustancial". Coincidimos don Antonio y yo. Opino que Zapatero haría bien en no conceder muchas entrevistas. Callado, tiene un aire de cierta dignidad.

Carlos Gómez me ha visto tertuliar en la televisión de Libertad Digital junto a Dieter Brandau e Ignacio Villa. Agradezco su interés. Anoto literalmente sus palabras. Corrijo solo algunos defectillos de ortografía que no alteran el sentido de lo que quiere transmitir don Carlos:

Hoy he visto por primera vez la TV de LD y además a usted dando lecciones de "verdades" con una autosuficiencia y superioridad realmente patética. Me he quedado con la boca abierta porque no daba crédito a lo que estaba oyendo. Qué encadenamiento de mentiras y de disparates, y ¿realmente le pagan por eso?, bueno quien le paga es lo que quiere que digan, usted y sus colegas. Qué bobadas, que si la izquierda ha perdido la calle, que ahora es de la derecha, realmente triste y patético, insulta la inteligencia de los oyentes. En fin ustedes continuaran con su táctica de crispación profesionalizada y orquestada desde "Génova". Por suerte la mayoría de españoles no somos idiotas, como le gustaría a este "derecha postfranquista". Tendremos que esperar unos años a que aprendan lo que es la democracia. Salud.

Agradezco mucho lo de "salud".

Pedro Campos insiste en desacreditar este mi oficio vicario de escribir sobre asuntos referidos a la lengua común. Razona así: "Desde una tribuna pública no creo que uno pueda escribir sobre lo que ignora; yo nunca escribiría sobre sociología, campo en el que soy lego, e imagino que, si lo hiciera desde una tribuna, a usted le molestaría. Como me molesta a mí que usted escriba sinsentidos que se pueden corregir con solo buscar en algún manual de lengua española o de lingüística". Vamos a cuentas. Todo el mundo puede escribir sobre Sociología o sobre lo que le pete. Decía Picasso que todo el mundo puede pintar. Añado que realmente todos los niños pintan. Desde luego, a mí no me molestaría lo más mínimo que don Pedro escribiera sobre Sociología. No entiendo por qué a él le puede molestar que yo escriba sobre la lengua común de los españoles. Después de todo, soy escritor de oficio y opino sobre todo lo opinable. No sé por qué la lengua tenga que ser una zona sagrada, adscrita solo a los lingüistas. No se me alcanza por qué don Pedro se puede sentir tan resentido con mis escritos. ¿No será que respira por la herida del escritor sin lectores? Pues que envíe muchos emilios a esta seccioncilla, que aquí los airearemos y así encontrará muchos lectores.

Son legión los libertarios que me animan a seguir carteándome (¿o emiliándome?) con ellos sobre estas cuestiones tan divertidas sobre la lengua común. Javier Aymerich remacha: "Ánimo, usted a lo suyo, que, aunque no sea filólogo, explica muy bien, aunque no siempre estemos de acuerdo con usted". Añado que ahí está la gracia, el que no estemos siempre de acuerdo. Por otra parte "filólogos" somos todos en sentido etimológico, esto es, "amigos de la palabra". No se nos considere zurupetos de la profesión filológica.

Alfonso (Sevilla) se solidariza conmigo por algunas críticas que recibo en la dirección de que no debería escribir sobre la lengua viva, pues no soy filólogo. Remacha: "Yo tampoco soy cocinero y puedo opinar sobre lo que me gusta o no a la hora de comer". Creo que don Alfonso ha dado en el clavo. Para enterrar a los muertos no hace falta ser sepulturero de oficio. Para opinar de política no es necesario ser doctor en Ciencias Políticas. Yo lo soy, pero, si escribo sobre política, no es por esa condición.

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