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Amando de Miguel

Por discutir que no quede

Vicente (sin más; qué manía) duda de mi aserto sobre las prácticas de antropofagia, que nunca han formado parte de la dieta regular de ninguna sociedad. Don Vicente aduce el ejemplo de los mexicanos o aztecas. Por lo que yo sé, ese ejemplo prueba precisamente que la antropofagia era estrictamente ritual, como lo era seguramente en Atapuerca y en tantos otros lugares y tiempos.
 
José Luis Maestro propone que el horrísono título de "comunidades históricas" (Cataluña, País Vasco y Galicia) sea sustituido por "comunidades lingüísticas". Se supone que habría que incluir las de Baleares y Comunidad Valenciana. En todas ellas hay dos lenguas. Mejor sería apellidarlas "bilingües". Históricas son todas. En todo caso la distinción podría ser las que fueron reinos medievales y las que no. Pero en ese caso menudo lío, pues el País Vasco no fue nunca reino, ni siquiera condado o cosa parecida. Por otro lado, Valencia fue reino, cuando Cataluña no pasó de condado o principado. La verdadera distinción es la de algunas comunidades cuyos gobiernos actuales estarían felices siendo independientes: Cataluña y País Vasco. Son las que han montado todo este lío de las comunidades históricas.
 
Mercedes Miguel Frías me hace una consulta sustantiva. Qué debe hacer España respecto a la oposición guineoecuatoriana. (Sería mejor "ecuatoguineana"). No hay por qué romper diplomáticamente con las dictaduras (Guinea Ecuatorial, Cuba, Corea del Norte, etc.). Se acepta la regla del modus vivendi (arreglo pacífico). No obstante, respecto a los países que nos tocan más de cerca, por razones culturales, el Gobierno español debe ayudar a la oposición, aunque se molesten los dictadores. Debe quedar claro que el Gobierno español desea que en esos países se pase a un régimen democrático de la forma más tranquila posible. La mayor parte de los españoles estarían de acuerdo con ese modo de proceder.
 
Xelo María (Valencia) se sintió "disgustada profundamente" cuando dije por la radio que, ante el tono de la actual política exterior, "sentía vergüenza de ser español, como cuando Franco". Por la radio no cabe hacer muchas precisiones, pero las añado por escrito. En efecto, durante el primer franquismo era vergonzosa la red de relaciones de España en el mundo. Se reducía a los jefes árabes y a algunos otros dictadorzuelos, como Perón o Trujillo. Pues bien, si se me permite el comparando, ahora volvemos a una situación parecida al concentrar las relaciones exteriores en tipos como Chávez, Castro o los palestinos. Ahora no hay necesidad de esas amistades; eso es lo grave. Luego la vergüenza actual es todavía mayor. Entiéndaseme bien. Es una impresión, un sentimiento, un impulso. La cosa no es nada científica. Simplemente, me irrita que, después de haber alcanzado una posición razonable en el mundo, España vuelva a los desatinos casticistas sin ninguna necesidad.
 
Juan Pedro Solano (Bruselas) y José Manuel Monzón (Rivas-Vaciamadrid, Madrid), entre otros, me echan en cara mi osadía al colocar una diéresis en rïela. No es un signo ortográfico sino poético. Al declamar "La Luna en el mar rïela", el famoso octosílabo de Espronceda, para que tenga las ocho sílabas, debe pronunciarse "ri-ela" y no "riela". Es una licencia perfectamente lógica. En el Diccionario de citas de W. Castañares y J. L. González Quirós se escribe "La Luna en el mar rïela", como debe ser. También se debería escribir "la del que huye del mundanal ruïdo", el célebre poema "La vida retirada" de Fray Luis de León. Lo digo como me lo enseñaron. Lejos de mí la pretensión de "impartir magisterio", como me atribuye don José Manuel Monzón sobre este particular de la diéresis poética. Qué pena que ya no se practique el divertido empeño de escandir versos.
 
Me anima mucho el emilio de J. Serrano (Murcia). Está conmigo en que reverberar es mejor que rielar para lo de reflejarse la luz en la superficie del mar. Reitero lo dicho, que Espronceda necesitaba lo de rielar para escandir el octosílabo.
 

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