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Amando de Miguel

Preferencias de palabras

La corrección y el goce de la lengua propia consiste en tener constantemente que elegir entre voces o expresiones que están próximas. Interviene mucho el conocimiento (saber lo que está bien o mal dicho), pero también el oído (distinguir lo que se dice). Antes de nada, he escrito “lengua propia”, esto es, la de cada uno, la que tenemos en común los hablantes de una de ellas. Así pues, el castellano o el gallego son lenguas propias de sus respectivos hablantes, no tanto de los correspondientes territorios. Si se aceptara esa definición, cuántos problemas nos evitaríamos.

Me asaetean los “emilios” con muchas sugerencias, dudas o iniciativas para emplear esta o la otra palabra. Contesto un poco a capón, según me llegan los correos dizque electrónicos, aunque los electrones sean invisibles. Jaime Ignacio del Burgo me plantea si se debe decir “pasar inadvertido” mejor que “pasar desapercibido”. La polémica ya la resolvió Unamuno, entre otros clásicos, pero la seguimos planteando. Lo puro y purista es “pasar inadvertido”, puesto que se confunde “percibir” (Ver) con “apercibirse” (prepararse). No obstante, todo el mundo entiende que “pasar desapercibido” es tanto como decir “pasar inadvertido” (no hacerse notar). Luego, sin llegar a puristas, valen las dos formas. Es más, resulta un poco pedante insistir siempre en el “inadvertido”. Me consulta Jaime Ignacio sobre si se debe decir “el terremoto asola” o “asuela”. Suena mejor como regular: “asola”. La confusión está con el verbo “soler”, que sí es irregular (“suele”).

Henry Boom Cremer (qué nombre más sonoro; parece un seudónimo) me plantea la duda entre “nuboso” y “nublado”. La diferencia es de matiz. El cielo está nuboso cuando se presenta con nubes, pero está nublado cuando son nubes que amenazan lluvia. Naturalmente, la impresión puede estar equivocada.

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