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Los mexicanos, corteses ellos, cuando no aprecian bien lo que acaban de decir al interlocutor, le dicen: “¿mande?”. En el español de España resulta una expresión arcaica, y lo que es peor, asignada a una relación de subordinación. Es una lástima, porque se trata de una fórmula suave y elegante. Equivale a la inglesa de I beg your pardon (solicito su perdón por interrumpirle, porque no le he entendido bien). En lugar de la fórmula cortés, en España decimos “¿qué?” con insolencia. Mal asunto. La conversación se hace altanera, cortada. Tendríamos que volver al “¿mande?”. En catalán se ha conservado mejor.

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