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Amando de Miguel

Retórica al uso

Miguel Ángel Gallego me critica la expresión "enfermos paliativos", que para él es tan absurda como "catástrofe humanitaria". Tiene razón, tomada literalmente es un tanto absurda.

José Luis Ramírez (Suecia) discrepa del uso que yo hago de la retórica cotidiana o de la retórica de los hombres públicos. Para José Luis la "Retórica" es, nada menos, "la materia fundamental para una formación ciudadana que pueda hacer frente a la situación en que vivimos". Hablamos de dos cosas distintas. Yo me refiero al uso impropio que suele hacer la gente del arte del buen decir. No trato tanto el arte del buen decir, lo que podríamos llamar Retórica con mayúscula, como objeto de una materia científica. Don José Luis advierte que su opinión quizá sea su juicio algo sesgado al basarse en unos pocos artículos míos. Tiene razón. Llevo casi tres mil artículos para esta seccioncilla de Libertad Digital. No es necesario leerlos todos. Bastará echar un vistazo a uno de mis últimos libros, La magia de las palabras, para hacerse cargo de lo que digo sobre la retórica, el retorcimiento del lenguaje común, el barroquismo de las expresiones cotidianas. Es algo así como los pasos de Semana Santa. Con el criterio artístico del arte actual resultan recargados, anacrónicos, barroquísimos. Pero son la expresión de una manera popular de entender la religión en España. Fue un acierto la exposición de los 15 pasos en Recoletos con ocasión de la visita del Papa Benedicto. Por cierto, no sé por qué no lo llamamos "el Papa Benito", como decimos el Papa Juan o el Papa Juan Pablo. A veces, es parte de la retórica que digo el acudir a cultismos, como ese de Benedicto, que toda la vida de Dios ha sido Benito. En ese ejemplo se verá que mi apreciación no es la normativa, lo que está bien o mal dicho, sino por qué se dice de una forma u otra. Sigo tirando del cesto de cerezas. El Papa Benito acostumbra a decir, en español, "la Vía Crucis". Muy bien, sí señor. Un aplauso para los que le escriben los discursos o sermones. No tiene sentido que masculinicemos la "Vía". Más todavía, a los "sermones" de toda la vida ahora se llaman "catequesis". Por lo mismo, la "misa" es ahora "eucaristía". Por último, el adjetivo "eclesiástico" ha muerto ante el de "eclesial". Gana siempre el cultismo. La Iglesia Católica tiene también su retórica.

Seguimos con el impacto de la visita del Papa Benito a Madrid. Parece que el Rey recibió al Papa con la frase "Siéntase como en su propia casa". Es una convencional frase de cortesía. Gabino Fernández Baquero opina que el Rey tendría que haber dicho: "Sentíos como en vuestra propia casa". Puede que tenga razón formal don Gabino. Quizá el Rey se dejó llevar por esa mala costumbre de muchos interlocutores cuando hablan con él y le dicen "su majestad" y no "vuestra majestad", que parece lo correcto. Estamos ante la decadencia del vocativo mayestático, si es que se puede decir así. Es parte del uso actual.

Miguel Ángel Gallego me critica la expresión "enfermos paliativos", que para él es tan absurda como "catástrofe humanitaria". Tiene razón, tomada literalmente es un tanto absurda. Simplemente recojo el término de la jerga hospitalaria. Se dice "enfermos paliativos" para no tener que decir "enfermos terminales". Una vez más, la cultura del eufemismo; en este caso bastante justificado. Más correcto es lo de "cuidados paliativos", que son los que se dan a los enfermos terminales, por mucho que el ideal sea el que todos los enfermos lleguen a la baja hospitalaria. En la jerga hospitalaria se dice tranquilamente "UCP", sin traducir las siglas. Todo el mundo entiende que es la sección del hospital donde están los enfermos terminales. Las siglas son un eufemismo del eufemismo. En ese caso significan "Unidad de Cuidados Paliativos". Me enseña don Miguel Ángel que los SMS son las siglas de Short Message Service. Es fácil llegar a esa conclusión. Pero en la realidad los SMS son un sustantivo, que no se refiere al "servicio" sino al tipo de mensaje escrito por teléfono. Sería mejor decir los "mensajitos" o "billetitos".

Juan José Carballal hace la misma crítica sobre lo de los "enfermos paliativos". Trataré de corregir la expresión. Pero no sé si será un circunloquio extravagante decir que son "los enfermos de la UCP". Lo consultaré con mis amigos del Hospital Guadarrama.

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