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Amando de Miguel

Ruido de cheques

Es difícil inventar nuevas metáforas en la vida pública, salvo que los inventores tengan alma de poetas. Hace unos días, con ocasión del escándalo de los dos diputados corruptos del PSOE, tres dirigentes de ese partido lanzaron al mismo tiempo, por separado, idéntica metáfora. A los tres se les ocurrió decir que se oía el “ruido de cheques”. Extraña imagen, pues los cheques hacen muy poco ruido. Naturalmente, aludían los tres a la expresión “ruido de sables” como metonimia de cuartelazo o golpe militar. Alguien les había dicho que era conveniente interpretar la zarabanda de los diputados infieles como una especie de atentado contra la democracia. En cuyo caso los dirigentes socialistas trocaban su condición de culpables por la de víctimas. Todo eso iba tras el tropo de “ruido de cheques”. Falta por saber a quién se le ocurrió la metáfora. Me temo que no lo sabremos nunca y que la nueva figura retórica caerá en el olvido. La floresta del lenguaje tiene también plantas efímeras.




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