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Amando de Miguel

Símbolos, rótulos y letreros

Respecto al intento de suprimir los símbolos religiosos por parte del Gobierno actual, don Juan J. sostiene que "a lo largo de la Historia todas las persecuciones han tenido como resultado la fortificación de la fe cuando no su fanatización".

Carlos (Ponteares, Pontevedra) tiene la impresión de que el símbolo de @ para componer un género doble (ejemplo, amig@s) es una horterada. Don Carlos quiere saber mi opinión y el significado real del símbolo de @. Coincido con él en que lo de "amig@s" para decir "amigos y amigas" resulta una ordinariez. Simplemente, la arroba @ era un símbolo contable, procedente del latín. En inglés se lee "at" y en español equivalía "a tanto la unidad". Naturalmente hoy quiere decir en todas partes la indicación del correo electrónico.

Agustín Fuentes observa que la foto predilecta de los que luchan contra la contaminación ambiental es la de los penachos de humo que salen de las torres de refrigeración. Pero ese "humo" es simplemente vapor de agua, es decir, algo que no contamina. Buena observación.

José Pérez Sanchís comenta que, en los vagones del metro de Valencia, hay un dispositivo de alarma que es un hueco tapado con un cristal opaco con este letrero: "martillo rompecristales. Rómpase el cristal para acceder al martillo". Es la lógica del huevo y la gallina.

Miguel Serrano Avelló (Barcelona) anota este rótulo en una droguería: "Ca pan calá", es decir, anuncia la venta de cal para enjalbegar las paredes. Recuerda don Miguel que su madre se dirigió al dependiente de una tienda de ultramarinos para indagar si tenían café. El dependiente respondió: "se ba tostá". Esto es, no había café, ni por tanto se iba a tostar, pero sí se vendía un sucedáneo: cebada tostada. Podía haber añadido como reclamo que era un producto que no quitaba el sueño. La cebada no contiene cafeína.

José Ignacio de Arana Amurrio (Madrid) se ha fijado que en el tanatorio de la M-30 de Madrid no se ha incorporado ninguna cruz. Predominan, incluso, las formas curvas para que no se pueda dibujar ninguna cruz, ni siquiera su sombra. En cambio, hay un obelisco dentro de una urna de cristal, un símbolo claramente masónico. Don José Ignacio comenta que en ese edificio tan frío muchos asistentes despiden a sus allegados haciendo la señal de la cruz. El edificio se erigió en la época del alcalde Enrique Tierno Galván, "masón conspicuo", según don José Ignacio. Es el momento de recordar el cortejo fúnebre de don Enrique, con el boato de un emperador. Por otro lado, justo es reconocer que don Enrique no eliminó el crucifijo que figuraba en la mesa del alcalde. Apuesto a que el alcalde actual lo ha suprimido en aras de la alianza de civilizaciones o de la estética minimalista.

Juan J. Carballal remacha que no sólo en inglés figuran los quarter de las ciudades; también se dice quartiers en francés y "cuarteles" en español. Esa noción se deriva del plano en cruz con que se diseñaban algunas ciudades.

Respecto al intento de suprimir los símbolos religiosos por parte del Gobierno actual, don Juan J. sostiene que "a lo largo de la Historia todas las persecuciones [de los cristianos] han tenido como resultado la fortificación de la fe cuando no su fanatización".

Con relación a los nombres de los hospitales, don Juan J. certifica que algunos de tipo religioso se van perdiendo, aunque sigamos diciendo La Fe de Valencia o La Virgen del Rocío de Sevilla. Añado que en Arganda (Madrid) se ha levantado un gran hospital con este prosaico nombre: "Hospital del Sureste". Puesto que la raíz <Arg> significa "roca", podrían haber escogido algún nombre más poético, como "Hospital de San Roque" (un santo muy milagrero) u "Hospital de La Virgen de la Roca". Don Juan J. concluye con una curiosa observación. Ahora "la misa ya no se dice o se canta, sino que se da". Supongo que es la traslación de ese vulgarismo de las películas u otros programas que "se dan" por la tele.

Don Juan J. confirma que, efectivamente, en la Alta Edad Media, las ciudades (civitates)se definían porque en ellas se erigía la sede episcopal del territorio circundante. Por esa razón, Felipe II fijó su residencia oficial en Madrid, y no en Toledo, para escapar de la influencia episcopal. Por eso Madrid fue realmente "villa y corte" y no "ciudad". Solo muy avanzado el siglo XX Madrid logró tener obispo.

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