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Amando de Miguel

Sobre las correcciones del habla

La voz admitida es "mancebas", que también quiere decir concubinas. Ya sé que suena mal, pero es difícil dar con una voz simplemente descriptiva de las putas, y no digamos a los que puedan ser sus hijos.

Son muchas las dudas sobre lo que está bien o está mal en el lenguaje escrito u oral. Aquí solo puedo tramitar algunas, las que responden a las preguntas de los libertarios. Que conste que yo no soy ninguna autoridad para decir lo que está bien y lo que está mal. Para eso están los inmortales de la Academia. Pero puedo dar mi opinión, pues la lengua es de todos. Antonio Cañas (Málaga) me dice si se pueden llamar "manciberas" a las pupilas de una mancebía o prostíbulo. No creo. La voz admitida es "mancebas", que también quiere decir concubinas. Ya sé que suena mal, pero es difícil dar con una voz simplemente descriptiva de las putas, y no digamos a los que puedan ser sus hijos.

Ignacio Frías se encocora con esa moda actual de tantos hombres públicos (incluidos muchos periodistas) de decir "punto y final". Tiene toda la razón. Se debe decir "punto final". Otra cosa es el "punto y aparte", que está bien traído.

Los errores del lenguaje coloquial son, a veces, lo que hemos llamado aquí trabucazos, siempre un poco en broma, ánimo iocandi. Jesús Laínz sigue con su empeño de paciente cazador de mariposas. Este es el último trabucazo que ha cazado al vuelo: "Mi hijo va al gimnasio a hacer abominables". El personaje cómico del teatro español hacía reír con algunos estudiados trabucazos. Mucha gente los dice en broma. Por ejemplo, mis amigos, que me conocen, me dicen que soy "hipocardíaco" (por hipocondríaco). La verdad es que suena mejor así. El hipocondrio nadie sabe lo que es.

Pedro Chiarri se queja amargamente de los "defectos de pronunciación" en el habla española. Por ejemplo, el ceceo y el seseo, el "Madriz" de los madrileños, la no distinción entre la <ll> y la <y>. No creo que sean defectos sino variaciones regionales perfectamente legítimas. Por ejemplo, el seseo canario es coherente con la norma estadística que siguen la mayor parte de los hispanohablantes. Otra cosa es el habla vertiginosa en los medios de comunicación, que se traga letras, sílabas y hasta palabras enteras. En eso tiene don Pedro toda la razón. Por ejemplo, oír un discurso de la Pajín es un suplicio por su propensión a comerse sílabas. ¿Por qué tendrá tanta prisa la mujer? ¿Porque se le acaba el momio? Me hace mucha gracia lo del "Partido´opular" que repite Carlos Alsina e incluso el mismísimo Rajoy. Insisto en que esas variaciones fonéticas no son nada graves, no hacen mal a nadie, mientras nos entendamos todos. Más me molesta a mi esa moda de sustituís la <q> por la <k> en el lenguaje escrito de los facebuqueros. Será que me he quedado anticuadísimo. No sé si esa moda procede del vascuence batúa o batasuno, o bien se relaciona con la práctica de tomar apuntes en clase.

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